Si quieres ver de cerca la famosa Montaña de los Siete Colores del Perú—y conocer comunidades andinas locales en el camino—esta excursión de un día es para ti. Es una verdadera aventura con vistas vibrantes, aire puro de montaña y buena compañía.
El despertador sonó antes del amanecer—todavía oscuro afuera, un poco frío en la habitación. A las 5:00 am ya estábamos en la van, serpenteando por el Valle Sur fuera de Cusco. Las luces de la ciudad se desvanecían rápido, reemplazadas por pueblos tranquilos y campos abiertos. Nuestro conductor señaló pequeños puestos a la orilla del camino que vendían té de coca; tomé una taza en el pueblo de Llactoc, donde paramos a desayunar. El aire aquí es fino pero fresco, y se percibe el aroma del humo de leña que se escapa de las casas cercanas.
La caminata comienza a unos 4,500 metros—honestamente, se siente en los pulmones desde el primer instante. Nuestro guía, Luis, nos mantuvo a un ritmo pausado. Llamas y alpacas pastaban a lo largo del sendero; algunas llevaban coloridos borlas en las orejas. Notarás el silencio absoluto salvo por el crujir de las botas sobre la grava y el ocasional llamado de un pastor. Después de aproximadamente una hora y media subiendo (que parece más), tienes tu primera vista de la Montaña de los Siete Colores—bandas de rojo, amarillo y turquesa apiladas como capas de un pastel. Luis explicó cómo los minerales crearon estos colores a lo largo de siglos. Tuvimos tiempo de sobra para tomar fotos y simplemente sentarnos a contemplar el paisaje—ventoso, pero vale totalmente la pena.
El descenso es más fácil para las piernas, pero cuidado con el paso—hay piedras sueltas por todas partes. De regreso en Llactoc, nos esperaba el almuerzo: sopa caliente y arroz con verduras (y sí, más té de coca). Llegamos a Cusco a última hora de la tarde, cansados pero felices de haber visto algo tan distinto a cualquier otro lugar donde haya estado.
Es una caminata desafiante por la altitud—aproximadamente 1.5 horas cuesta arriba—pero nuestro guía va despacio y hay descansos en el camino.
Te conviene llevar ropa abrigadora (hace frío temprano), protector solar, agua, snacks si quieres, y buenos zapatos o botas para caminar.
¡Sí! Ambos alimentos se proporcionan en el pueblo de Llactoc antes y después de la caminata.
Si eres nuevo en la altitud o tienes problemas de salud (corazón o columna), es mejor consultar con tu médico primero—el trekking es exigente.
Este viaje incluye transporte privado desde Cusco, desayuno y almuerzo en el pueblo de Llactoc (piensa en sopa caliente y platos locales), un guía bilingüe inglés/español que conoce bien la zona, además de un botiquín de primeros auxilios por si acaso.
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