Verás Machu Picchu con un guía local que conoce esos detalles ocultos que la mayoría pasa por alto. Desde el pintoresco viaje en tren hasta caminar por senderos ancestrales, este día combina historia, naturaleza y momentos que querrás guardar para siempre.
El aire de la mañana en Cusco siempre se siente un poco fresco, incluso cuando el sol ya está arriba. Nos encontramos con nuestro grupo justo cuando la ciudad despertaba: vendedores colocando frutas, buses pasando con ruido. Nuestro conductor nos llevó por caminos serpenteantes hasta Ollantaytambo. Esa estación de tren vibra temprano; se escuchan anuncios que resuenan y el aroma a café recién hecho de un pequeño kiosco cerca del andén dos. El tren Expedition es bastante cómodo, con grandes ventanales para esas primeras vistas de montañas envueltas en niebla y curvas del río. Tenía la cámara lista, pero honestamente, a veces es mejor simplemente dejarse llevar por el paisaje.
Al llegar a Aguas Calientes, se sintió una oleada de emoción: todos bajando del tren, guías levantando carteles. Nuestro guía, Luis, nos reunió y se aseguró de que tuviéramos las entradas para Machu Picchu antes de subir al bus lanzadera. El camino hacia arriba es serpenteante y verde; probablemente verás a locales saludando a los buses o vendiendo snacks cerca de las paradas.
¿Dentro de Machu Picchu? Hay rincones más tranquilos de lo que uno imagina. Luis nos llevó por senderos de piedra donde orquídeas asomaban entre las grietas y colibríes zumbaban alrededor. Señaló lugares como el Templo del Sol y la piedra Intihuatana, compartiendo historias sobre rituales incas que no aparecen en todas las guías. Dos horas pasaron volando; apenas sentí cansancio con tanto por descubrir. De regreso a Aguas Calientes, hubo tiempo para una empanada rápida antes de tomar el tren de vuelta a Ollantaytambo y luego la van hacia Cusco. Si te preocupa la logística o perder conexiones, no te preocupes. Todo salió perfecto, incluso con algunas risas inesperadas en el camino.
Tendrás unas dos horas para explorar con tu guía, tiempo suficiente para fotos y relatos en todos los sitios principales.
¡Sí! El ritmo es tranquilo y hay pausas durante el recorrido. La mayoría de personas, sin importar su condición física, pueden unirse sin problema.
No incluye comidas, pero en Aguas Calientes hay cafés y puestos donde puedes comprar algo antes o después de la visita.
Tu entrada cubre transporte ida y vuelta desde Cusco (van + tren Expedition), acceso a Machu Picchu, bus ida y vuelta entre Aguas Calientes y la ciudadela, además de un guía local experto (español o inglés). Toda la logística está organizada, solo tienes que presentarte listo para la aventura.
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