Esta es tu oportunidad para explorar Emmen resolviendo pistas y jugando con amigos o familia. Empieza cuando quieras con la app, para para comer o hacer fotos y descubre rincones curiosos que pasarías por alto — todo a tu ritmo.
“¿Es esa la respuesta?” Mi amigo Jan entrecerró los ojos mirando su móvil y luego la estatua frente a nosotros — un héroe local del que nunca había oído hablar, pero que en Emmen conoce todo el mundo. Apenas habíamos empezado la búsqueda del tesoro por la ciudad y ya discutíamos sobre cuál era “la calle con las baldosas azules”. La app vibraba cada vez que nos acercábamos a una pista, algo que resultaba extrañamente satisfactorio, como si nos contaran un secreto que solo los locales saben. En el aire flotaba un leve olor a patatas fritas (¿sería la hora del almuerzo?), y un par de niños pasaron zumbando en bici gritando algo que no alcancé a entender.
Me gustó que no hubiera ningún guía apurándonos — podíamos parar a tomar un café o quedarnos debatiendo (a voz en grito) sobre si ese mural contaba como “arte público”. En un momento, una señora mayor nos vio dándole vueltas a los móviles y solo sonrió, como si ya hubiera visto eso antes. El tiempo no paraba de cambiar: sol, nubes, sol otra vez. Pero no importaba; estábamos demasiado concentrados intentando superarnos. Los acertijos no eran difíciles, pero nos obligaban a levantar la vista y fijarnos en detalles que de otro modo habría pasado por alto — pequeños grabados en las fachadas, nombres curiosos de tiendas, hasta un gato dormido en una ventana. Intenté leer una pista en voz alta en neerlandés; Jan casi se atraganta con su pastel de la risa por mi acento.
¿Lo mejor? Nada de prisas. Paramos a mitad de camino para un helado y a nadie le importó que tardáramos un buen rato. El recorrido por Emmen te deja jugar a tu ritmo — la verdad, se sentía más como pasear con un propósito que como hacer turismo. Al final, aprendimos algunos datos (unos quedaron, otros no tanto), sacamos fotos en rincones que no habría descubierto solo, y nos reímos mucho con la broma de quién era el peor navegante (yo). Todavía recuerdo esa última plaza donde acabamos — tranquila, solo con palomas y alguien tocando la guitarra cerca. No era lo que esperaba de una excursión con búsqueda del tesoro en Emmen, pero quizás por eso funcionó tan bien.
Puedes terminar en unas dos horas, pero no hay límite de tiempo — ve tan rápido o lento como quieras.
Sí, es ideal para familias y grupos con niños o adolescentes.
No, no hay horarios fijos — empieza cuando quieras tras reservar; está disponible 24/7.
Sólo tu móvil con conexión a internet; todo lo demás lo gestiona la app.
Sí, la mayoría del recorrido es accesible para sillas de ruedas y carritos.
Tu reserva incluye acceso a la app interactiva para grupos de hasta seis personas. Recibirás las instrucciones por email tras reservar para empezar cuando quieras — sin guía. Todas las pistas y retos están en tu móvil mientras exploras Emmen juntos.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?