Recorrerás el centro histórico de Delft con un guía local que hace que las historias cobren vida — desde tumbas reales en iglesias imponentes hasta canales tranquilos y el mundo de Vermeer. Prepárate para sorpresas: torres inclinadas, rincones secretos que solo los locales conocen y consejos para picar o beber tras el paseo. Son dos horas llenas de detalles que recordarás mucho después de dejar esas calles empedradas.
Con las manos alzadas, nuestra guía (Marieke — nos dijo que la llamáramos “Maaike” si podíamos con el holandés) señaló la estatua de Hugo Grotius justo en medio de la plaza Markt de Delft. Yo aún terminaba mi café en una terraza cercana, sin imaginar que empezaríamos con una clase exprés sobre leyes holandesas y tumbas reales, pero ahí estábamos, rodeados de bicis y el aroma de stroopwafels recién hechos flotando en el aire. La Nieuwe Kerk es imponente de cerca — dicen que es la segunda más alta del país — y Maaike nos contó sobre las tumbas reales que guarda como si fuera chisme de familia.
Seguimos caminando junto al antiguo ayuntamiento (justo cuando pasamos, sonó la campana del reloj — pura suerte o quizás magia de Delft), luego por callejuelas estrechas donde aún se ven ganchos sobre algunas puertas para subir mercancías. Hay algo en estos canales que te invita a bajar el ritmo; hasta los patos parecían tomarse su tiempo. En un momento, Maaike nos paró frente a la casa de Anthony van Leeuwenhoek y trató de explicar cómo descubrió los microbios con lentes hechas a mano. Yo fingí entender, pero me quedé mirando las ventanas torcidas reflejando el sol sobre el agua. La Oude Kerk se inclina tanto que parece que se caería si estornudas fuerte — Vermeer está enterrado ahí, y eso te hace sentir pequeño.
Enfrente está el Prinsenhof, donde asesinaron a Guillermo de Orange (Maaike se quedó callada un instante; se sentía el peso de esa historia). La seguimos por el canal Oude Delft, pasando casas con fachadas tan bonitas que dan ganas de hacer mil fotos. Nos señaló dónde Vermeer pintó su famoso “Vista de Delft” — la verdad intenté ver lo que él vio, pero sobre todo noté lo azul que se veía todo bajo ese cielo. Terminamos en Beestenmarkt, que antes fue mercado de animales y ahora es un lugar lleno de gente riendo con cervezas y patatas fritas. Maaike nos dio tips para probar bitterballen; todavía se me antojan esos bocados fritos.
El recorrido dura 2 horas de principio a fin.
El tour comienza y termina en la plaza Markt, en el centro de Delft.
Sí, puedes reservar en inglés, alemán, holandés, español, italiano o francés.
Todos los costes y tasas están incluidos en el precio de la reserva.
Sí, bebés y niños pequeños pueden ir en cochecito durante el tour.
Sí, los animales de servicio pueden acompañar el recorrido a pie.
Visitarás sitios como el Museo Prinsenhof y las iglesias Nueva y Vieja, junto con otros puntos destacados.
Tu experiencia incluye todas las entradas y tasas, además de la guía de un experto local que comparte historias exclusivas mientras exploras a pie el corazón histórico de Delft.
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