Recorre los canales de Ámsterdam con snacks en mano, disfrutando de la vida cotidiana desde el agua antes de sumergirte en el arte moderno del Moco Museum. Con horarios flexibles y entrada incluida, vivirás el lado histórico y el más rebelde de Ámsterdam en un día relajado.
Lo primero que me llamó la atención fue cómo la luz se reflejaba en el agua del canal—como plateada, pero sin ser brillante, más bien suave. Tomamos nuestra snackbox (yo elegí el stroopwafel primero, claro) y nos sentamos junto a una ventana en el barco cubierto. Se escuchaba un zumbido bajo del motor y una mezcla de conversaciones en holandés e inglés a nuestro alrededor. La voz del guía llegó por los auriculares, señalando cómo las casas se inclinaban un poco hacia adelante, como si quisieran asomarse al canal. Nunca me había dado cuenta de lo torcidas que están algunas—¿dicen que es a propósito? Aún no me lo creo del todo.
Navegamos junto a Westerkerk y bajo el Puente Delgado—alguien saludó desde una bici arriba y mi amiga intentó devolver el saludo pero casi se le cae la bebida. La ciudad se ve diferente desde el agua; captas esos pequeños momentos que se te escapan caminando, como un niño dando de comer a los patos o alguien pintando en su ventana. La audioguía cambió de idioma un momento (creo que fue italiano) y nos hizo reír porque justo estábamos siguiendo la historia del barrio de Rembrandt. La snackbox superó mis expectativas—cubos de queso salado y algo encurtido que todavía no sé pronunciar.
Después, fuimos al Moco Museum para nuestra hora reservada (no llegues tarde, son muy estrictos). Es más pequeño que otros museos, pero tiene una energía especial. Había una obra de Banksy justo en la entrada—todos se agolpaban ahí, pero a mí me gustó más una escultura rosa rara que estaba arriba. Un empleado nos contó que cambian las exposiciones con frecuencia, así que los locales también vuelven. Se escuchaba gente hablando holandés y español en los pasillos; no son solo turistas tomando fotos.
Me fui pensando en cómo Ámsterdam logra sentirse vieja y moderna al mismo tiempo—como si flotaras entre siglos sin darte cuenta cuándo cruzas. Si haces esta excursión desde el centro, no la hagas corriendo; déjate perder una o dos horas después. Todavía recuerdo esa vista desde debajo de uno de esos puentes, mirando hacia arriba esas ventanas apiladas como dientes torcidos.
El paseo dura aproximadamente 75 minutos.
Sí, si eliges la opción, incluye una snackbox con varios snacks y una bebida.
Se puede embarcar en Stadhouderskade 501 (cerca del Hard Rock Cafe) o en Stadhouderskade 550 (frente a Heineken Experience).
No, el ticket es abierto, puedes subir al siguiente barco disponible en cualquiera de los dos muelles.
La entrada cubre la exposición permanente del Moco Museum.
Sí, el comentario en audio está disponible en 19 idiomas durante el crucero.
Sí, los niños son bienvenidos y reciben una audioguía especial “Kids Cruise” y un folleto con cada entrada infantil.
Sí, tanto los barcos como el museo son accesibles para sillas de ruedas.
Tu día incluye entrada a las exposiciones permanentes del Moco Museum con horario reservado, un paseo de 75 minutos por los canales con auriculares para audioguía multilingüe (o puedes usar los tuyos), y una snackbox con bebida si la eliges—todo desde muelles céntricos en Ámsterdam con opciones flexibles de embarque.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?