Recorre la cervecería Speight’s en Dunedin con un guía local, escucha historias mientras pasas por barriles históricos y equipos modernos. Siente el aroma a malta, prueba varias cervezas en la sala de catas y aprende a servir tu propia pinta antes de volver a la ciudad — una experiencia que te queda grabada.
“¿Alguna vez has probado a servir una pinta de verdad?” me preguntó sonriendo nuestro guía mientras entrábamos en los viejos muros de ladrillo de la cervecería Speight’s en Dunedin. Acababa de conocer a Pete, un local de pura cepa, y ya nos hacía reír con anécdotas de su primer trabajo limpiando los tanques de maceración. El aire olía a pan recién hecho y a algo más intenso, ¿lúpulo quizá? Afuera llovía (clásico en Otago), pero dentro se sentía casi acogedor, incluso con el ruido de las botas sobre las escaleras metálicas resonando por todo el lugar.
Nos abrimos paso entre tanques brillantes y vigas de madera antiguas — algunas parecían sacadas directamente del siglo XIX, otras eran acero y luces azules. Pete soltaba datos curiosos (“¡la levadura aquí es más vieja que mi abuelo!”) y yo no podía dejar de pensar en todo el trabajo que hay detrás de cada vaso. Hubo un momento junto a una ventana donde, entre el vapor, se veían los tejados de la ciudad. Alguien preguntó por el agua y Pete nos contó que sigue saliendo de la misma fuente bajo la colina. No esperaba interesarme por el agua, pero ahora sí que me importa.
¿Lo mejor? La sala de catas al final. Nos juntamos alrededor de una mesa larga mientras Pete servía pequeños vasos — ámbar, dorado, oscuro como el café. Nos explicó qué aromas buscar (yo solo captaba “cerveza”), pero con un sorbo de la Gold Medal Ale juraría que noté caramelo o quizá pan tostado. No sé si es cierto, pero nadie se burló. La charla entre desconocidos fue fácil y divertida — un chico intentó pronunciar “Dunedin” correctamente y todos nos echamos a reír. Aprendimos a servir nuestra propia pinta (yo la lié) y, sinceramente, todavía recuerdo ese primer sorbo frío después de tanto olor a fábrica.
El tour dura unos 75 minutos, incluyendo el tiempo en la sala de catas al final.
Sí, la cata guiada está incluida tras visitar las zonas históricas y modernas de la cervecería.
La cervecería Speight's se encuentra en el centro de Dunedin, Nueva Zelanda.
El grupo máximo es de 15 personas por reserva.
Los niños pueden acompañar si van con un adulto; la edad mínima para la cata es 18 años.
No incluye traslado desde el hotel, pero hay opciones de transporte público cerca.
Se recomienda llevar zapatos cerrados y con suela plana por seguridad durante el recorrido.
El tour incluye escaleras; no se recomienda para quienes tengan dificultad para bajar escaleras o problemas de columna.
Tu experiencia incluye la entrada a la cervecería Speight’s, un tour a pie en grupo pequeño con un experto local, todos los impuestos y tasas, además de una sesión de cata en la sala especial antes de volver a la vida de la ciudad de Dunedin.
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