Sube en teleférico a Chandragiri desde Kathmandu con recogida en hotel, respira aire de montaña en el templo Bhaleshore Mahadev, prueba dulces locales ofrecidos por familias y relájate con un té en el bar de la cima. Momentos de calma y calidez inesperada que recordarás mucho después de volver a la ciudad.
Lo primero que noté fue cómo cambiaba el aire al salir de Kathmandu: se volvió más fresco, casi picante, como si alguien hubiera abierto una ventana tras un largo monzón. Nuestro conductor no dijo mucho al principio, pero sonrió cuando intenté pronunciar “Chandragiri” (creo que lo hice mal cada vez). El trayecto hasta la estación del teleférico no es largo, unos 30–40 minutos, pero ves cómo la ciudad se va quedando atrás rápido. Hay un momento en que miras hacia atrás y te das cuenta de lo verde que está todo. Ahí caí en cuenta: esto no era un día cualquiera en la ciudad.
El teleférico fue más suave de lo que esperaba: nada de ruidos ni vibraciones, solo un lento deslizamiento sobre árboles frondosos y pequeños grupos de casas. Alguien en nuestra cabina señaló un mono que corría por un cable eléctrico abajo (casi no lo veo). Al llegar arriba, el templo Bhaleshore Mahadev estaba tranquilo entre la niebla. Había incienso encendido en algún lugar; se mezclaba con el frío de la piedra y ese olor a tierra mojada que solo se siente después de la lluvia. Una familia local nos ofreció prasad — dulce, pegajoso y, la verdad, aún no sé qué llevaba, pero sabía a cardamomo.
Nos perdimos por horas sin mirar el reloj. Nuestro guía contó historias sobre Shiva y señaló picos en el horizonte — el Everest se escondía tras las nubes ese día, pero el Langtang parecía tan cerca que casi podías tocarlo si entrecerrabas los ojos. En un momento entramos al bar que hay arriba (sí, hay un bar en la cima de Chandragiri) para tomar un té. Era muy temprano para la cerveza, pero no para las risas; todos parecían más ligeros de ánimo. De bajada me di cuenta de que tenía barro en los zapatos por haberme salido del camino cerca de unas banderas de oración — valió la pena.
Si quieres, puedes añadir la estupa de Swayambhunath después (nosotros no tuvimos energía), pero siendo sincero, esa vista desde Chandragiri se me quedó grabada más que cualquier foto.
La visita principal dura entre 3 y 4 horas en Chandragiri, más el tiempo de traslado desde Kathmandu.
Sí, incluye transporte privado con recogida y regreso al hotel.
No, los tickets del teleférico se pagan directamente en la estación.
Sí, los bebés pueden ir en brazos, cochecito o asiento especial para niños.
Sí, tanto el transporte como las superficies son accesibles para sillas de ruedas.
Se puede ampliar el tour para incluir Swayambhunath por un costo extra.
Sí, hay opciones de transporte público cerca de Chandragiri Hill.
Tu día incluye transporte privado en vehículo con aire acondicionado, recogida y regreso al hotel en Kathmandu. Se proporciona agua embotellada durante el trayecto. Tendrás un guía privado si lo eliges y tiempo suficiente para explorar Chandragiri antes de volver al hotel. Recuerda llevar efectivo para el ticket del teleférico en la estación.
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