Vuela en helicóptero desde Katmandú sobre valles profundos y crestas nevadas para sobrevolar el Everest Base Camp, luego para a desayunar en Hotel Everest View con vistas panorámicas. Con guía local y traslado incluido, combina aventura y comodidad, además de esos momentos únicos de asombro que recordarás siempre.
Confieso que sentí nervios cuando la van nos recogió en Katmandú aún de madrugada — hay algo en volar hacia la montaña más alta del mundo antes del amanecer que te hace cuestionar tus decisiones. Pero al estar ya abrochados en el helicóptero, con el piloto sonriendo como si llevara mil vuelos (y seguro que sí), la curiosidad ganó al miedo. La ciudad se desvaneció rápido, dando paso a esos pliegues salvajes de verde y blanco. El aeropuerto de Lukla pasó en un instante — solo una parada para repostar, pero ya se olía el frío y se escuchaban las risas de los trekkers afuera.
El momento real llegó cuando despegamos de nuevo y empezamos a seguir las crestas hacia el Everest Base Camp. Nuestro guía señalaba aldeas escondidas en lugares imposibles — la verdad, perdía la cuenta de qué pico era cuál hasta que me tocó el hombro y dijo “Everest” con un orgullo silencioso. No aterrizamos en el campamento base (al parecer no está permitido), pero nos mantuvimos tan cerca de Kalapathar que juraría que se veían las tiendas abajo. El viento sacudía las ventanas y por un segundo todo lo demás en la vida pareció hacerse pequeño. Alguien detrás susurró “wow” — ni sé quién fue.
Desayunar en el Hotel Everest View fue algo surrealista. Estás ahí, con un café que sabe a humo raro (quizá la altura juega con el paladar), mirando directo al Everest. El personal se movía en silencio, acostumbrado a turistas que miran por la ventana más que a sus huevos. Li, nuestra guía, intentó enseñarme a decir “gracias” en nepalí — lo hice fatal, pero se rió igual. Hacía tanto frío que los dedos me dolían sosteniendo la taza, pero nadie tenía prisa por irse.
El vuelo de regreso fue más tranquilo — tal vez todos estábamos procesando lo que acabábamos de ver o simplemente era muy temprano aún. Aterrizar en Katmandú casi se sintió irreal después de tanto espacio y silencio en las alturas. No dejo de pensar en esa primera vista del Everest desde arriba; es difícil de explicar si no lo has vivido.
La experiencia completa dura unas 7 horas, incluyendo traslados desde tu hotel en Katmandú.
No, no está permitido aterrizar en el campamento base; en su lugar se sobrevuela Kalapathar para ver de cerca.
Se para a desayunar en el Hotel Everest View; el menú cuesta alrededor de 31 USD por persona y se paga allí.
Sí, el traslado ida y vuelta desde tu hotel está incluido en el precio del tour.
El tour utiliza un helicóptero modelo Airbus H125 (Eurocopter 350).
Lleva una chaqueta abrigada; en invierno la temperatura puede bajar hasta -8°C incluso dentro del helicóptero.
Se permiten bebés, pero deben ir en el regazo de un adulto; no hay asientos especiales para ellos.
No se recomienda para quienes tengan problemas cardiovasculares debido a la altitud.
Tu día incluye traslado ida y vuelta desde el hotel en Katmandú, todos los impuestos y tasas oficiales, vuelos compartidos en helicóptero sobre el Everest Base Camp con varias paradas panorámicas (incluyendo Lukla y Hotel Everest View), cilindro de oxígeno a bordo por precaución y acompañamiento de personal local experto durante todo el recorrido. El desayuno se sirve durante la parada de una hora en Hotel Everest View (pago local).
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?