Pedalea por las bodegas legendarias de Mileștii Mici con un guía local, pasando millones de botellas antes de catar tres vinos moldavos acompañados de bruschetta fresca. Disfruta música folclórica en vivo en la sala de catas y muchas historias que se quedan contigo mucho después de salir de esos frescos túneles de piedra.
Confieso que casi me echo para atrás cuando supe que íbamos a andar en bici bajo tierra — mi amigo se reía de mí en la furgoneta desde Chisináu, pero yo solo imaginaba estamparme contra una pared llena de botellas. Pero cuando llegamos a Mileștii Mici, nuestro guía (creo que se llamaba Andrei) nos entregó las bicicletas con una sonrisa como si lo hiciera mil veces. El aire allí abajo era fresco y olía a piedra y a algo dulce — ¿serían las barricas? Me costó un momento acostumbrar la vista a los túneles oscuros, pero luego empiezas a ver señales de calles en las paredes. Calles reales bajo tierra. Eso todavía me parece increíble.
La parte de pedalear no es difícil — es más bien surrealista. Vas pasando filas interminables de botellas tras rejas de hierro viejas, algunas tan polvorientas que me hicieron estornudar al acercarme (sí, me pasó). Andrei se paraba a señalar detalles: “Esta es de 1973” o “Aquí guardan las botellas más raras”. Nos contó historias de contrabandistas durante la época soviética, que me hicieron mirar más de una vez por encima del hombro. La clave aquí es “tour en bodega subterránea” — se siente como otro mundo bajo Moldova.
Después de recorrer unos 5 km entre pasillos de piedra caliza (y con las piernas temblando, claro), llegamos a una sala de catas que parecía sacada de una película antigua. Nos sirvieron tres vinos — recuerdo especialmente el tinto, con un sabor casi ahumado — y bruschetta con crema de berenjena y algo llamado zacusca. Intenté pronunciarlo bien; Andrei solo se rió y sirvió más vino. También había un grupo folclórico tocando en vivo; una de las cantantes nos guiñó un ojo cuando aplaudimos fuera de ritmo. Se sentía calidez ahí dentro, aunque fuera de los túneles hacía frío seguro.
No esperaba sentirme tan relajado después de tanto pedalear (y quizás tras dos copas de vino), pero la verdad es que fue una tarde que se queda contigo sin saber bien por qué. Quizás por estar en un lugar tan extraño y auténtico a la vez — o por cómo todos terminamos soltándonos. Sea como sea, si buscas una excursión desde Chisináu que no sea un simple paseo por viñedos, este tour privado en Mileștii Mici vale cada giro inesperado.
Está a unos 30 minutos en coche desde Chisináu hasta Mileștii Mici.
El recorrido en bici es de unos 5 km y bastante plano; se recomienda un nivel medio de forma física.
Durante el tour probarás tres vinos diferentes de Moldova.
Sí, se sirven bruschetta con crema de berenjena, zacusca, queso crema y jamón junto con el vino.
Sí, el transporte privado desde Chisináu está incluido en la reserva.
Los bebés pueden ir en cochecito o silla de paseo; también hay asientos especiales para ellos.
Sí, los animales de servicio están permitidos en este tour en bici por la bodega.
No, no se recomienda para embarazadas por el consumo de alcohol y la actividad física.
Tu día incluye transporte privado desde Chisináu a Mileștii Mici, uso de bicicletas para explorar las bodegas subterráneas con un guía local, tres vinos moldavos acompañados de bruschetta durante la cata, y música folclórica en vivo en la sala de catas antes de regresar a la superficie.
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