Caminarás entre campos reales de agave, verás cómo se hace el tequila desde cero, probarás cada estilo directo de la fuente y recorrerás las coloridas calles de Tequila—todo en un día tranquilo.
Lo primero que me impactó fue el aroma seco y terroso del agave al salir cerca de Amatitán. El sol ya calentaba la tierra roja, y se veían filas de agave azul-verde que parecían extenderse hasta el infinito. Nuestro guía, Martín, nos explicó que cada planta tarda años en madurar—algo en lo que nunca había pensado mientras disfrutaba un tequila en casa. Vimos a un jimador cortar las hojas gruesas con su coa; el sonido es rápido y preciso, casi como un chef en plena faena. Si te gustan los detalles, lleva gafas de sol—el reflejo de esas plantas puntiagudas no es cualquier cosa.
Después de parar en un puesto a la orilla del camino para un cantarito (no incluido en el precio del tour), nos dirigimos a una destilería familiar. Adentro olía a dulce y ahumado—agave fermentando mezclado con barriles de madera vieja. ¿Lo mejor? Bajar a su bodega subterránea de añejamiento. Allí abajo se siente fresco incluso en un día caluroso, y notas cómo cambia la temperatura a medida que avanzas. Probamos cuatro tipos de tequila: Blanco (fresco y con un toque picante), Reposado (más suave), Añejo (con notas a caramelo) y Extra Añejo (casi como un postre). Cada uno tenía un sabor distinto—Martín nos explicó por qué, pero la verdad, probarlos juntos hizo que todo encajara.
La última parada fue el centro histórico de Tequila. Las calles empedradas vibraban con locales que iban a almorzar o charlaban frente a pequeñas tiendas. Hay una plazuela donde a veces tocan músicos—en nuestra visita estaba lo suficientemente tranquila para escuchar las campanas de la iglesia resonando en las paredes pintadas. Compré un agua fresca en un puesto de Lupita; me contó que su familia lleva generaciones viviendo aquí. Pasear por aquí es relajado—sin prisas, simplemente disfrutando la vida de pueblo en Jalisco.
¡Sí! El tour es accesible en silla de ruedas durante el transporte y en las paradas principales.
No, los cantaritos no están incluidos—puedes comprar uno en el puesto local si quieres probarlo.
¡Claro! Los bebés pueden ir en cochecito o sentados en tu regazo durante el transporte.
Se camina un poco por los campos de agave y por el pueblo, pero nada agotador—solo usa calzado cómodo.
Tu día incluye visitas guiadas a los campos de agave y recorridos por destilerías con catas de tequilas Blanco, Reposado, Añejo y Extra Añejo. El transporte es accesible para sillas de ruedas y cochecitos. ¡También se admiten animales de servicio!
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?