Te recogerán en la puerta de tu alojamiento en Oaxaca un conductor local que conoce estas montañas como la palma de su mano. El traslado privado recorre paisajes llenos de curvas con agua embotellada incluida, y sí, te dejan justo en la puerta de tu hotel en Puerto Escondido. Prepárate para momentos de calma, quizás algo de música o risas en el camino—no es solo llegar rápido.
Alguien toca la puerta antes de que termine mi café. Es nuestro chofer, ya sonriente y saludando como si recogiera a un viejo amigo. Me ayuda con la maleta (más pesada de lo que quiero admitir) y espera mientras reviso que no olvide el teléfono. El aire aún huele a la lluvia de anoche, con ese aroma a tierra mojada, y hay esa mezcla de nervios y emoción que se siente antes de un viaje largo. Subimos a la van, que está impecable y fresca por dentro, y me ofrece una botella de agua fría sin hacer alarde. Eso se agradece.
La carretera sale de Oaxaca con curvas casi de inmediato, subiendo entre esos pliegues verdes de montañas que desde lejos parecen suaves pero de cerca son afiladas y salvajes. Nuestro chofer—Arturo—señala un pueblo escondido en las colinas y nos dice su nombre en zapoteco. Intento repetirlo; él se ríe suave, no me corrige, solo asiente como si estuviera cerca. De vez en cuando pasamos puestos pequeños en la carretera que venden fruta o tamales, y una vez paramos para que él compre un café con una señora que lo llama por su nombre. No hay prisa, el ritmo es tranquilo—unas tres horas, pero sin aburrir. Suena música bajita (¿cumbia? creo) y a ratos solo se escucha el roce de las llantas en las curvas.
No esperaba sentirme tan tranquilo en este tramo—normalmente estas carreteras de montaña me marean—pero tal vez es por tener a alguien local al volante que conoce cada curva al dedillo. El sol aparece después de San José del Pacífico y todo huele más intenso, casi a pino. Cuando finalmente bajamos hacia la playa Zicatela en Puerto Escondido, la luz es dorada y cálida otra vez. Arturo estaciona justo afuera de mi alojamiento (no “cerca”, justo ahí), me ayuda con la maleta otra vez y me desea buena suerte antes de irse. No se sintió como un traslado más, sino como estar cuidado durante unas horas.
El viaje dura aproximadamente 3 horas en vehículo privado.
Sí, te recogen directamente en tu alojamiento en Oaxaca.
Sí, la llegada es directamente en tu alojamiento en cualquier zona de Puerto Escondido.
La ruta es directa, pero puede incluir breves paradas si es necesario (para café o baño).
Sí, cada pasajero recibe agua embotellada.
Asientos especializados para bebés están disponibles bajo solicitud.
Sí, se permiten animales de servicio durante el viaje.
Tu viaje incluye transporte privado en vehículo con aire acondicionado y conductor profesional desde la puerta de tu alojamiento en Oaxaca hasta cualquier dirección en Puerto Escondido; agua embotellada para el trayecto; todas las tarifas de entrada; impuestos; costos de estacionamiento; además de ayuda con el equipaje tanto en la recogida como en la entrega.
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