Bajas del avión en Mérida y ves tu nombre en un cartel; luego viajas cómodo en aire acondicionado directo al Puerto de Cruceros de Progreso con un conductor local amable que te ayuda con las maletas y se encarga de todo. Sin esperas ni confusiones, solo una llegada tranquila para que te sumerjas en el ritmo de Yucatán desde el primer momento.
“¿Ese es mi nombre?” pregunté, entrecerrando los ojos al ver el cartel en el Aeropuerto Internacional de Mérida Rejón. Y sí, ahí estaba — escrito correctamente, lo que honestamente me pareció buena señal después de un vuelo largo. Lo primero que sentí fue el aire: húmedo pero suave, con ese aroma tenue a tortillas que venía de algún lugar cercano (o quizás era solo hambre). Nuestro conductor — Luis, creo que se llamaba — nos saludó con una sonrisa y un gesto rápido. Hablaba inglés mucho mejor que mi español, lo que hizo que todo fuera menos estresante desde el principio. Tomó nuestras maletas antes de que pudiera ofrecer ayuda, y en minutos ya estábamos fuera del caos del aeropuerto.
La van estaba impecable por dentro, más fresca de lo que esperaba (gracias al aire acondicionado), y había una pequeña botella de gel antibacterial junto al asiento. Un detalle simple, pero que me hizo sentir que realmente se preocupan por la limpieza. Charlamos un poco sobre el viaje — unos 40 minutos hasta el Puerto de Progreso si el tráfico ayuda — y mientras dejábamos Mérida atrás, me señaló algunos murales callejeros. Intenté preguntar por el clima en español; Luis se rió con cariño de mi intento, pero me respondió igual. Hay algo reconfortante en los conductores locales que no te hacen sentir tonto por intentarlo.
Vi cómo la ciudad se desvanecía en franjas verdes y puestos polvorientos a la orilla del camino donde vendían frutas que no pude identificar. No fue nada espectacular, solo tranquilidad — justo lo que necesitaba después de aeropuertos y filas. Mi hija se quedó dormida a mitad del camino, apoyando la cabeza en mi brazo. Cuando llegamos al Puerto de Cruceros de Progreso, Luis nos ayudó a bajar las maletas sin prisa. Sin líos, sin cargos extra ni sorpresas raras — solo un traslado privado fácil desde el aeropuerto de Mérida al puerto de Progreso, tal como prometieron. Honestamente, sigo pensando en lo sencillo que fue todo comparado con otros viajes donde nada sale bien.
Normalmente unos 40 minutos en coche, según el tráfico.
Sí, el conductor te espera en el aeropuerto con un cartel con tu nombre.
Sí, se pueden proporcionar asientos para niños de todas las edades bajo petición.
Sí, los animales de servicio están permitidos en este traslado.
El servicio puede acomodar hasta 15 pasajeros usando un minibús o dos minivans para grupos mayores de 7 personas.
Sí, todos los vehículos de este traslado privado cuentan con aire acondicionado.
Sí, el conductor te asistirá con las maletas tanto al recoger como al dejar.
No, el precio incluye todo, sin cargos adicionales.
Tu viaje incluye transporte privado desde el Aeropuerto Mérida Rejón directamente al Puerto de Cruceros de Progreso en un vehículo con aire acondicionado, recogida en llegadas con un conductor local que habla inglés y ayuda con el equipaje; asientos para niños disponibles y vehículos siempre limpios para tu tranquilidad durante todo el trayecto.
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