Verás Mazatlán con ojos locales—desde los espectaculares clavados hasta las calles históricas y un auténtico almuerzo sinaloense de mariscos. Es un paseo relajado pero lleno de momentos inolvidables.
Nos encontramos con nuestro guía justo en el puerto de cruceros—fácil de reconocer con el pequeño cartel. El aire ya estaba cálido, aunque apenas había pasado el desayuno. Primera parada: el mirador en la colina sobre la ciudad. Desde ahí se aprecia de verdad cómo está distribuido Mazatlán—el faro en el Cerro del Crestón es imposible de pasar por alto. Nuestro guía, Luis, nos contó que El Faro es en realidad el faro más alto de América. Una brisa salada soplaba y se escuchaban gaviotas peleando por los restos que dejaban los pescadores abajo.
Luego llegó algo que solo había visto en la tele: los clavadistas. Estos hombres esperan la ola perfecta antes de lanzarse desde un acantilado de 15 metros hacia un agua que parece demasiado poca. Es impresionante—un clavadista calcula el salto mientras otro vigila las olas y le da un asentimiento. Todos contuvimos la respiración hasta que salió a la superficie sonriendo.
De vuelta en la van, nos adentramos en el Viejo Mazatlán (Centro Histórico). Las calles aquí parecen detenidas en el tiempo—casas de colores pastel con pintura descascarada, viejos jugando dominó frente al Café El Faro, y ese leve aroma a tortillas recién hechas en algún lugar cercano. Entramos unos minutos a la basílica de la Inmaculada Concepción; la luz del sol atraviesa los vitrales y adentro se siente fresco y tranquilo en contraste con el bullicio afuera.
La última parte del tour nos llevó por el malecón hasta la Zona Dorada. Esta zona vibra con vida—tiendas que venden desde joyería de plata hasta sombreros playeros, música que se escapa por las puertas abiertas. Almorzamos en un lugar local donde probamos camarones (al estilo Mazatlán) y filete de pescado—tan fresco que casi no necesitaba nada más. Algunos se fueron de compras; yo me relajé en la arena con los pies en la orilla hasta que llegó la hora de regresar al puerto.
¡Sí! Pueden participar bebés y niños pequeños—puedes llevar cochecito o carriola si lo necesitas.
No te preocupes—ofrecemos reembolso completo si tu barco no puede atracar por cualquier motivo.
El tour dura aproximadamente 5 horas en total, incluyendo paradas para sightseeing, almuerzo y compras.
Recibirás un comprobante unas dos semanas antes de la fecha con los detalles exactos para el encuentro en el puerto de cruceros.
Tu tour guiado por la ciudad incluye todo el transporte, agua embotellada para mantenerte fresco, un auténtico almuerzo de mariscos (camarones o pescado), además de nuestra garantía de no atraco para tu tranquilidad. Te esperamos justo en la terminal de cruceros—¡solo busca tu nombre!
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