Comienza tu día en la Condesa con tamales o tacos frescos y café antes de pedalear por calles arboladas y mercados vibrantes en Roma Norte. Prueba comida callejera, conoce a los vendedores, explora Chapultepec en bici y termina con una auténtica michelada CDMX. Prepárate para reír y comer más de lo que planeas.
No esperaba que mi primer bocado de tamal en Condesa me recordara a casa — aunque nunca he vivido aquí. Nos encontramos frente a Food Hood Tours, donde el aire olía a canela y masa de maíz. Nuestro guía, Luis, me entregó un café con una sonrisa: “Lo vas a necesitar para el paseo.” Todavía intentaba equilibrar la taza y la bici cuando alguien soltó un chiste sobre turistas multitarea — seguro era para mí. La ciudad se sentía despierta pero sin prisa, algo que me sorprendió en CDMX.
Pedaleamos por calles llenas de árboles que casi parecían europeas si entrecerrabas los ojos (pero así te perdías los murales). Luis nos señaló edificios Art Deco antiguos y nos contó cómo Condesa se reconstruyó tras el terremoto — lo narraba como a un viejo amigo. En Roma Norte, el mercado despertó todos mis sentidos: el aroma a chile en el aire, los vendedores gritando “¡Pásele!” y filas de nopales apilados como abanicos verdes. Intenté decir “quesadilla” con el acento correcto; Li se rió tanto que casi se le cae el jugo. Es raro pero reconfortante equivocarse juntos en un lugar nuevo.
El tour en bici y comida callejera no paraba de sorprenderme. Paramos en el Parque México para probar tacos — no cualquier taco, sino esos con trocitos crujientes que se te quedan en los dedos (todavía los recuerdo). Después fuimos a Chapultepec; es enorme, más grande de lo que imaginaba. En la cima del cerro del castillo todo se volvió silencio, salvo una música lejana que venía de abajo. Luis nos sirvió micheladas — picantes, ácidas, nada que ver con las que había probado antes. Nos enseñó a escarchar el vaso con sal y chile; el primer sorbo casi me hace estornudar, pero también reír.
Me fui lleno y un poco atontado por el sol, pensando que tal vez así se siente enamorarse de una ciudad. El paseo no fue difícil (ni siquiera para alguien que no monta bici desde la universidad), pero sentí que recorrimos mucho más que kilómetros — también historias. Y sí, si te lo preguntas: ven con hambre.
Sí, incluye desayuno con tamales o tacos y café o té al inicio del recorrido.
Para nada. La ruta es apta para todos los niveles, incluso si no has montado bici en años.
El recorrido pasa por La Condesa y Roma Norte antes de entrar al Parque Chapultepec.
Sí, hay agua embotellada durante todo el recorrido, café o té en el desayuno y una michelada al final.
Sí, un guía local acompaña al grupo, comparte historias y ayuda en cada parada.
No se menciona entrada; se explora el parque y se disfrutan vistas cerca del castillo.
Sí, el tour está disponible para personas con discapacidad visual o ceguera si se avisa con anticipación.
Tu día incluye uso de bicicleta en Condesa y Roma Norte, agua embotellada para el camino, desayuno con tamales o tacos, café o té para arrancar, y una auténtica michelada al estilo CDMX cerca de Chapultepec antes de terminar el paseo.
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