Camina entre las antiguas piedras de Chichen Itzá mientras las historias cobran vida, prueba platillos yucatecos ahumados hechos por cocineros locales, sumérgete en un cenote azul para un baño refrescante y pasea por las coloridas calles de Valladolid, todo con guías que conocen cada rincón.
Lo primero que me llamó la atención fue cómo la luz de la mañana acariciaba las piedras de Chichen Itzá, suave y dorada, con sombras que hacían que la pirámide pareciera aún más imponente. Nuestro guía, Luis, tenía una forma de contar historias que hacía que la antigua ciudad cobrara vida otra vez. Señaló las tallas de Kukulkán y habló sobre la sombra de la serpiente durante el equinoccio—todavía no sé si entendí todo, pero sentí que era algo enorme. Había mucha gente (claro), pero de alguna forma eso no importaba cuando te parabas ahí e intentabas imaginar cómo sonaría este lugar hace siglos. ¿Tambores? ¿Pájaros? Quizá ambos.
Confieso que esperaba con ganas la parte de la comida más de lo que pensé. Después de recorrer Chichen Itzá, nos llevaron a un lugar donde cocineros locales ya estaban trabajando sobre fogatas humeantes—el aire olía a leña y cítricos. Nos dieron pequeñas tortillas rellenas de cochinita pibil; me quemé un poco los dedos por agarrar una rápido. Luis se rió cuando intenté pronunciar “achiote” correctamente—seguro lo hice fatal. Los sabores eran intensos y profundos, nada que ver con lo que llaman “comida mexicana” en otros lados.
Después de comer, nos dirigimos al cenote NoolHa. El agua estaba tan fría que me hizo jadear al saltar (me quedé con las ganas de la tirolesa—la próxima vez). Flotar ahí, mirando raíces enredadas y rayos de sol colándose, fue... no sé, una paz que se quedó conmigo más tiempo del que esperaba. La excursión desde Valladolid a Chichen Itzá es intensa pero nunca apresurada; siempre hay un momento para detenerse o reírse de uno mismo.
Terminamos en Valladolid—una parada rápida, pero suficiente para ver a un señor vendiendo paletas en una esquina y buscar sombra bajo los arcos color pastel. Si buscas algo pulido o elegante, quizá no sea para ti. Pero si quieres historias en tu comida y polvo en tus zapatos al final del día, este es tu plan.
El día completo incluye visitas a Chichen Itzá, demo gastronómica con comida, baño en el cenote NoolHa y tiempo para recorrer Valladolid.
Sí, incluye recogida y traslado en vehículo con aire acondicionado.
Probarás platillos regionales yucatecos con ingredientes locales, como cochinita pibil y tortillas hechas a mano.
Sí, los bebés pueden ir en cochecito o en el regazo de un adulto; es apto para todos los niveles de condición física.
El cenote es apto para la mayoría de visitantes; solo prepárate para el agua fría.
No se incluyen bebidas; se proporciona agua embotellada, pero otras bebidas son extra.
Un guía certificado te acompañará en Chichen Itzá y te dará contexto cultural durante todo el día.
La visita a Valladolid es breve, suficiente para pasear y tomar fotos antes de regresar.
Tu día incluye guía certificado en todas las paradas, recogida en hotel o punto de encuentro en vehículo con aire acondicionado, agua embotellada durante el recorrido (otras bebidas no incluidas), entradas a Chichen Itzá y al cenote NoolHa para nadar, y tiempo para un almuerzo buffet regional preparado en una demostración al aire libre antes de regresar cansado pero satisfecho.
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