Escapa de las playas llenas y súbete a tu yate privado de 55 pies con tripulación, navegando por la laguna de Cancún hacia el azul caribe abierto. Nada o haz snorkel en arrecifes, prueba paddle board cerca de Isla Mujeres o simplemente relájate en cubierta con una bebida fría. Cada momento es tranquilo, hasta olvidar el móvil por un rato.
Nunca imaginé empezar el día viendo pelícanos pasar mientras esperábamos en la marina de Cancún, pero ahí estábamos, con protector solar a medias y sonriendo como niños antes de una excursión. El capitán (¿Miguel? Creo que sí, tenía esa calma especial) nos dio la bienvenida a bordo de este enorme yate de 55 pies y, de repente, el ruido de la ciudad quedó atrás. Recuerdo el sol golpeando el agua con tanta fuerza que parecía irreal, ese azul de postal que solo ves en dibujos animados. Salimos navegando por la laguna Nichupté, con manglares a ambos lados, y alguien bromeó sobre piratas. Quizás solo fui yo.
Al pasar bajo el puente hacia la bahía abierta, el aire cambió: salado y fresco a la vez. Escuchaba gaviotas arriba y luego solo el suave ronroneo del motor. La tripulación nos ofreció refrescos fríos (juro que nada sabe mejor que una soda de limón cuando estás descalzo en la cubierta). Anclamos donde el agua se volvía casi transparente, y todos nos quedamos como en pausa un momento antes de lanzarnos al agua. Hacer snorkel sobre el arrecife fue una locura: destellos de colores por todos lados, y perdí la noción del tiempo viendo peces moverse entre mis pies. Mi amiga probó el paddle board por primera vez; se cayó dos veces, pero se levantó riendo las dos.
Más tarde, rumbo a Isla Mujeres, me recosté en una de esas colchonetas flotantes (la “lily pad”, le decían), dejando que todo se desacelerara. Hablamos de parar en Playa Norte o quizá almorzar en un club de playa, pero la verdad perdimos el rumbo. Miguel nos contó historias de tormentas que aparecen de repente aquí; sus manos parecían moldear el viento. En algún momento me di cuenta de que mi teléfono seguía en la bolsa y no me importó en lo más mínimo.
Sigo pensando en lo silencioso que se ponía a ratos: solo el agua golpeando el casco y alguien tarareando bajito cerca. Se sentía como descubrir un lado secreto de Cancún que casi nadie ve desde tierra. Si buscas algo privado pero sin formalidades ni pretensiones (llevamos nuestros propios snacks y nadie dijo nada), este alquiler privado de yate en Cancún es un escape único.
El yate tiene capacidad para hasta 20 personas cómodamente.
Sí, el equipo de snorkel está incluido para usar durante el paseo.
Puedes llevar comida y alcohol, excepto vino tinto, hookah o fuegos artificiales.
La ruta de 4 horas incluye la laguna Nichupté, bahía de Cancún, paradas para snorkel o visita a barco hundido (según clima), playa Norte en Isla Mujeres y navegación costera.
No incluye traslado; se encuentran directamente en la marina de Cancún.
Sí, se proporcionan refrescos (15 botellas), agua (15 botellas) y hielo gratis durante el alquiler.
Sí, los bebés deben ir en el regazo de un adulto durante el paseo.
El tour puede cancelarse si las autoridades portuarias restringen la salida por mal tiempo; podrían ofrecer un recorrido corto solo por la laguna si es seguro.
Tu día incluye el alquiler de un yate de lujo de 55 pies con capitán certificado y dos tripulantes, uso de equipo de snorkel y paddle board, tres bolsas de hielo, además de agua y refrescos para todos a bordo. También puedes llevar tus propios snacks o bebidas (excepto vino tinto). Hay colchonetas flotantes para relajarte sobre el agua antes de regresar al puerto cuando quieras.
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