Si quieres conocer el Acapulco auténtico en pocas horas—sin perder tiempo en tiendas ni lidiar con multitudes—esta excursión cubre todo lo esencial: clavadistas en La Quebrada, el mural de Diego Rivera, vistas panorámicas y esos rincones secretos que solo los locales conocen.
El aire salado me golpeó apenas bajamos del barco—el calor de Acapulco no es broma, ni siquiera a mediodía. Nuestro guía, Miguel, nos hizo señas junto a la minivan (bendito aire acondicionado), y arrancamos. Sin multitudes ni vendedores insistentes—solo nuestro pequeño grupo y un local que realmente parecía feliz de mostrarnos la ciudad. Primera parada: un mirador donde se ve toda la bahía formando una herradura azul verdosa. Vi pelícanos planeando cerca del agua mientras Miguel nos señalaba qué barrios eran de la vieja guardia y cuáles eran nuevos.
Luego pasamos por Las Brisas—esas bugambilias rosas que caen sobre muros blancos son algo que no olvidas. El aire olía a jazmín mezclado con un poco de humo de autos. Después llegó el mural de Diego Rivera en Exekatlkalli. De cerca es impresionante—pedacitos de azulejo y conchas incrustados en formas que giran y fluyen. Miguel nos contó que Rivera lo hizo para la casa de un amigo en los 50; si te fijas bien, aún se ven huellas en el yeso.
Pero nada se compara con La Quebrada. Nos acomodamos en un rincón con sombra junto a la barandilla justo cuando uno de los clavadistas estiraba los brazos, con los dedos agarrados al borde. El silencio se hizo por un momento—se oían gaviotas peleando abajo—y entonces saltó, cortando el aire y cayendo en ese estrecho espacio entre las rocas y la espuma. Es rápido, pero el corazón se te acelera igual. De regreso, pasamos por la Capilla de la Paz en lo alto de la colina; aunque sea desde afuera, entiendes por qué la gente viene aquí a pensar o simplemente a respirar un rato.
¡Sí! La van tiene aire acondicionado y no hay caminatas largas. También puedes llevar cochecitos sin problema.
Por supuesto—pedimos los datos de tu barco al reservar para ajustar la recogida y regreso a tu horario.
Para nada. Esta excursión evita paradas de compras para que pases más tiempo disfrutando Acapulco.
Este tour incluye recogida y regreso en el puerto de cruceros, transporte en minivan con aire acondicionado, y un guía local amable y experto—¡y sí, se aceptan animales de servicio!
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