Cruzarás montañas, montarás camellos entre dunas doradas, dormirás bajo las estrellas del Sahara y explorarás antiguas kasbahs en este viaje privado de 3 días de Fez a Marrakech. Si buscas una aventura real en el desierto con comodidad—y muchas historias para contar—este es tu tour.
Saliendo de Fez a primera hora, nos acomodamos en un 4x4 con nuestro conductor, Youssef, que cambiaba sin esfuerzo entre francés e inglés. El aire estaba fresco mientras atravesábamos Ifrane—los locales la llaman la “Suiza marroquí” por una buena razón. Las calles están impecables y se ven tejados puntiagudos que parecen sacados de Europa. Tomamos un té de menta en un pequeño café donde el gato del dueño se colaba bajo las mesas. Más al sur, los bosques de cedros cerca de Azrou cobraban vida con monos de Berbería cruzando la carretera. Son traviesos—uno casi se lleva el tentempié de mi amigo. Al mediodía, el paisaje se volvió rocoso y seco al llegar a Midelt. Almorzamos en un lugar a pie de carretera—un tagine sencillo, pero el pan aún salía caliente del horno. El valle del Ziz me sorprendió: palmeras datileras por doquier, sus hojas verdes contrastando con la tierra roja. Es de esos paisajes que te hacen detenerte y quedarte mirando un rato.
La arena de Merzouga se siente distinta al atardecer. Conocimos a nuestros camellos justo cuando el cielo empezaba a dorarse. Cabalgar por las dunas de Erg Chebbi es un silencio roto solo por el suave golpeteo de los cascos y el viento moviendo la arena. Nuestro guía bereber, Hassan, tarareaba una canción antigua mientras avanzábamos. El campamento estaba escondido entre dunas altas, con faroles ya encendidos cuando llegamos. La cena fue bajo las estrellas—estofado de cordero, naranjas dulces de postre, y alguien tocaba un tambor a lo lejos. Apenas dormí, no por incomodidad (la tienda era en realidad muy cómoda), sino porque no podía dejar de asomarme a mirar el cielo.
A la mañana siguiente, tras un rápido paseo en camello de regreso (me dolían las piernas, pero valió la pena), nos esperaba el desayuno en un pequeño hotel—msemen frescos y café fuerte. Seguimos hacia Rissani, donde el mercado ya bullía antes del mediodía. Paseamos entre puestos llenos de dátiles y especias; el aroma a comino flotaba en el aire. Nuestro conductor señaló las ruinas de Sijilmassa—difícil imaginar que este lugar tranquilo fue un gran centro comercial. La carretera serpenteó por la Garganta del Dades, con acantilados rojos que nos vigilaban desde arriba. Pasamos la noche en un hotel kasbah—de esos con muros gruesos y ventanas pequeñas para protegerse del calor del desierto.
El tramo final nos llevó por Ouarzazate, conocida como “Hollywood de África”. Paramos en un estudio de cine—los accesorios de Gladiator aún estaban por ahí, cubiertos de polvo. Aït Benhaddou también nos resultó familiar; resulta que aquí filmaron Game of Thrones. Las montañas del Atlas se alzaban frente a nosotros mientras conducíamos hacia Marrakech, con sus carreteras serpenteantes. Ya entrada la tarde, llegamos a la ciudad—polvorienta, cansados, pero con ganas de que el viaje no terminara aún.
¡Sí! El tour puede adaptarse a familias—disponemos de asientos para bebés y a los niños les encanta el paseo en camello. Solo avísanos tus necesidades al reservar.
Se incluyen desayunos y cenas en los alojamientos. Las paradas para almorzar son en restaurantes locales para que pruebes platos típicos de la región.
Por supuesto—el transporte y la mayoría de las paradas son accesibles para sillas de ruedas. Avísanos con antelación para asegurarnos de que todo esté preparado para ti.
¡Lleva ropa por capas! Las mañanas y noches son frescas en el desierto, pero las tardes calurosas. No olvides protector solar y gafas de sol para las dunas.
Tu tour incluye recogida y regreso al hotel en Fez y Marrakech, todo el transporte en un cómodo 4x4, una noche en un campamento de lujo en el desierto de Merzouga (con cena y desayuno), alojamiento en un hotel 5 estrellas o kasbah tradicional en Ouarzazate, además de un guía-conductor multilingüe amable durante todo el recorrido.
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