Si quieres cambiar el ruido de la ciudad por la calma del desierto—aunque sea por una noche—este tour es para ti. Monta en camello al atardecer, disfruta comida marroquí auténtica junto al fuego y contempla las estrellas como nunca antes.
Dejamos atrás la ciudad y vimos cómo los edificios se desvanecían en un paisaje abierto, mientras el aire traía ese aroma seco y terroso que solo se siente fuera de Marrakech. Nuestro conductor hablaba de su equipo de fútbol favorito mientras avanzábamos por el último tramo de camino hacia Agafay. El sol ya bajaba, tiñendo todo de tonos dorados. Al llegar, los camellos nos esperaban tranquilos, con esos ojos soñolientos. Subir fue un poco tambaleante al principio, pero enseguida te acostumbras a su paso lento y cadencioso.
El desierto aquí no es solo arena, sino un terreno rocoso y salvaje, con pequeños mechones de hierba. Nuestro guía, Youssef, señalaba lagartijas que corrían entre las piedras. El silencio era increíble, solo se oían los suaves pasos de los camellos y el viento. Tras unos treinta minutos, paramos en una pequeña loma. El cielo se pintó de naranja y rosa, y de verdad parecía que el tiempo se detenía por un instante.
De vuelta en el campamento, me ofrecieron un vaso de té de menta—caliente, dulce y con ese frescor característico de las hojas. La cena se sirvió alrededor de una fogata: tagine burbujeando, pan calentito y unos dulces bañados en miel que nunca había probado. También había música, solo un par de chicos con tambores y un laúd, nada elaborado pero perfecto para el ambiente. Después de comer, me alejé un poco. Las estrellas aparecieron rápido. No se ven cielos así en la ciudad. Al final, nuestro conductor nos reunió para regresar a Marrakech. Mis zapatos estaban llenos de polvo y no me importó nada.
Sí, es ideal para familias. Los niños pueden montar camello acompañados de un adulto y hay asientos para bebés si es necesario.
El paseo dura unos 30 minutos, tiempo justo para disfrutar el atardecer sin cansarte.
Una comida marroquí de tres platos: normalmente tagine o cuscús, pan fresco, dulces y el clásico té de menta.
Solo ropa cómoda y zapatos que puedan ensuciarse. Una chaqueta ligera viene bien si refresca al anochecer.
Tu noche incluye transporte ida y vuelta desde Marrakech al desierto de Agafay, paseo guiado en camello al atardecer, cena tradicional marroquí junto a la fogata, té de menta con dulces locales y tiempo para disfrutar el ambiente del desierto.
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