Recorrerás Marrakech con un conductor multilingüe que hace que cada parada sea especial — desde los frescos mosaicos del Palacio de la Bahia hasta la energía salvaje de Jemaa el-Fna y los tranquilos rincones azules del Jardín Majorelle. Risas, historias locales y la sensación de estar descubriendo algo auténtico.
Llegamos tarde porque no encontraba mis gafas de sol (clásico), pero nuestro conductor, Youssef, solo sonrió y dijo “No hay prisa — Marrakech te espera.” Así empezó todo. Cambiaba entre francés e inglés según con quién hablaba, lo que hizo que mi amigo se sintiera menos perdido. El aire acondicionado del coche era un alivio, mientras afuera la ciudad parecía vibrar — bocinas, voces, alguien vendiendo naranjas desde un carrito. El agua embotellada en el portavasos ya estaba sudando.
Primera parada: Palacio de la Bahia. Había visto fotos, pero no esperaba que los azulejos fueran tan fríos al tacto ni cómo la luz se reflejaba creando pequeños charcos azul verdosos. Youssef nos contó sobre la esposa favorita del sultán (seguro que lo recuerdo mal), pero hizo que mirara esas habitaciones con otros ojos. Luego el Palacio El-Badi — hoy más ruinas que palacio, pero si te quedas quieto casi puedes imaginar su antigua grandeza. Paseamos entre arcos mientras un niño nos ofrecía postales con una sonrisa tímida.
Jemaa el-Fna era un caos maravilloso. Tambores a lo lejos, humo de los puestos de comida que se elevaba al cielo, alguien llamando en español para que probáramos su zumo de naranja. Compré uno — demasiado dulce pero helado. Youssef señaló el minarete de la mezquita Koutoubia sobresaliendo por encima de todo y dijo que aquí todos lo usan como brújula. Me gustó esa idea.
El Jardín Majorelle necesita entrada comprada online (aviso), pero vale la pena solo por ese azul — un color que no ves en ningún otro lado. Y luego las Tumbas Saadíes: un remanso de paz comparado con el resto, el aire denso de incienso y un aroma floral que no supe identificar. Todo el día fue como saltar entre siglos con alguien que realmente sabe lo que significa cada rincón.
Sí, el transporte privado con recogida está incluido.
El tour privado dura aproximadamente 4 horas.
Visitarás el Palacio de la Bahia, Palacio El-Badi, Jemaa el-Fna, Jardín Majorelle y las Tumbas Saadíes.
Sí, todas las opciones de transporte son accesibles para sillas de ruedas.
Sí, el conductor habla inglés, francés, alemán, español e italiano.
No, la entrada al Jardín Majorelle requiere un ticket online comprado por separado.
Se incluye agua embotellada para todos los pasajeros durante el recorrido.
Sí, bebés y niños pequeños pueden unirse; hay asientos para bebés si se necesitan.
Tu día incluye transporte privado con aire acondicionado y recogida y regreso al hotel en Marrakech, agua embotellada durante el trayecto (que sinceramente me salvó), WiFi a bordo para compartir fotos o consultar mapas, y un conductor multilingüe que se encarga de toda la navegación para que solo te dediques a disfrutar del paisaje.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?