Prepárate para dejar atrás Marrakech y vivir una noche en el desierto de Agafay: prueba aceite de argán fresco en una cooperativa local, disfruta té de menta mientras el atardecer pinta las colinas rocosas, comparte una cena marroquí bajo el cielo abierto y déjate llevar por la música y el fuego con nuevos amigos — momentos que recordarás mucho después de volver a casa.
“Prueba esto,” me dijo Fatima, ofreciéndome una cucharadita de aceite de argán en la cooperativa de mujeres cerca de Marrakech. Siempre pensé que el argán solo servía para el cabello, pero ella se rió y nos mostró cómo muelen las nueces a mano — tenía un aroma a nuez y tierra, nada que hubiera imaginado. El camino hasta el desierto de Agafay duró unos 45 minutos, pero parecía que habíamos aterrizado en otro planeta: colinas pedregosas en lugar de dunas, silencio salvo por algunas voces lejanas y el viento levantando pequeñas piedras contra la furgoneta.
Al llegar al campamento, nos recibieron con un dulce té de menta en vasitos que se empañaban al instante — tal vez por los nervios o la emoción. El sol ya estaba bajando, pintando todo con una luz dorada y rosada. Nuestro guía, Youssef, nos explicó cómo los bereberes construyen sus tiendas para aprovechar la brisa y al mismo tiempo protegerse del polvo (intenté sentarme como él, con las piernas cruzadas, pero se me adormecieron). La cena llegó en platos de barro: un tagine de cordero que se deshacía con la cuchara y pan aún caliente del fuego. Creo que comí de más, pero no me importó — hay algo especial en comer al aire libre bajo un cielo tan inmenso.
Cuando oscureció, empezó la música — primero tambores, luego cantos que no entendía pero sentía en el alma. Alguien me pasó un tambor (fui un desastre) y después vino un espectáculo de fuego que hizo que todos soltáramos un “wow” y nos riéramos a la vez. Me sorprendí mirando las llamas más tiempo del que quería; quizá era por estar lejos de las luces de la ciudad o tal vez por algo más. De regreso a Marrakech, no dejaba de pensar en ese momento en que todo quedó en silencio salvo por risas y el crepitar del fuego — esos recuerdos que se quedan sin saber por qué.
El desierto de Agafay está a unos 45 minutos en coche desde el centro de Marrakech.
Sí, incluye una cena marroquí completa en el campamento del desierto.
Recomiendan llevar ropa de capas porque por la noche puede refrescar, y calzado cómodo para terreno rocoso.
Te servirán té tradicional de menta en el campamento; otras bebidas pueden comprarse aparte.
Tu experiencia incluye transporte ida y vuelta desde Marrakech en vehículo con aire acondicionado, visita a una cooperativa local de aceite de argán con degustaciones, té de menta tradicional al llegar al campamento, cena marroquí de tres platos bajo las estrellas, además de música en vivo y espectáculo de fuego antes de regresar a la ciudad.
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