Recorrerás la laberíntica Medina de Fez con un guía local que conoce cada atajo y leyenda. Desde curtidurías centenarias hasta jardines escondidos, este tour te muestra la vida diaria y te regala muchas sorpresas.
Lo primero que me impactó en Fez fue el aroma: especias, cuero y un toque de té de menta que salía de un pequeño puesto cerca de Bab Boujloud. Nuestro guía, Youssef, nos esperaba justo afuera de la puerta azul, donde el ritmo de la ciudad se sentía caótico pero a la vez acogedor. Entramos en la Medina y de repente el ruido bajó, reemplazado por el roce de las babuchas sobre las piedras antiguas y el lejano golpe de un martillo de herrero.
Dentro de Fes el-Bali es fácil perderse. Youssef parecía conocer cada atajo, llevándonos entre puestos llenos de azafrán y teteras de plata. Nos señaló una panadería diminuta donde los locales compran khobz recién salido del horno de leña; sinceramente, si no se hubiera detenido, me lo habría perdido. La Fuente Nejjarine brillaba con la luz de la mañana, justo al lado de un museo lleno de cedro tallado y antiguas balanzas de mercaderes. Se olía el polvo de serrín y el aroma dulce de la madera mientras caminábamos.
La curtiduría Chouara fue otra historia. Prepárate para el olor, por eso los locales te dan ramitas de menta fresca. Ver a los artesanos teñir el cuero en enormes cubas de piedra me hizo dar cuenta de lo poco que ha cambiado este oficio en siglos. También echamos un vistazo a la Madrasa Al-Attarine, donde la luz del sol se filtraba por ventanas enrejadas sobre azulejos detallados. El silencio allí era como un respiro en medio del bullicio de la ciudad.
Terminamos cerca de las puertas del Palacio Real y paseamos por el antiguo barrio judío, notando cómo cambiaba la arquitectura: balcones aquí, puertas pintadas allá. De regreso, Youssef nos llevó a un jardín de estilo andaluz escondido tras altos muros. Allí hacía más fresco, con naranjos y el suave murmullo de agua que venía de algún rincón oculto. A última hora de la tarde, mis pies estaban cansados pero mi cabeza llena de historias y colores que no esperaba.
¡Claro! La ruta es flexible, mayormente plana, y el guía adapta el ritmo para todas las edades. También se puede con sillas de ruedas y cochecitos.
Zapatos cómodos son imprescindibles, las piedras pueden ser irregulares. Lleva gorra para el sol y algo de efectivo para snacks o recuerdos.
Sí, puedes hacer fotos en casi todos los sitios. Solo pregunta al guía sobre restricciones en lugares religiosos o talleres privados.
Este tour privado por Fez incluye recogida y regreso a tu hotel o riad, guía multilingüe y transporte con aire acondicionado entre puntos si es necesario. Todas las atracciones principales están incluidas; solo trae tu curiosidad (¡y quizá una ramita de menta para la curtiduría!).
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?