Caminarás por senderos de montaña, conocerás familias bereberes, probarás comida casera y verás la vida real de los pueblos—todo con alguien que conoce estos valles al dedillo. Este viaje es perfecto si buscas algo más que fotos; volverás con historias para contar.
Saliendo temprano de Marrakech, nos apretujamos en la furgoneta con nuestro guía Youssef—ha vivido toda su vida en las faldas del Atlas y conoce cada atajo. La ciudad quedó atrás rápido, dando paso a tierra roja y olivares. Cuando llegamos al valle de Ourika (a poco más de una hora), el aire se sentía más fresco y traía un ligero aroma a menta silvestre. Si te animas, hay una caminata de 90 minutos hasta las cascadas—con tramos rocosos, pero vale la pena por el sonido del agua cayendo y la vista de los locales vendiendo naranjas a lo largo del camino.
Parámos en una pequeña cooperativa donde mujeres bereberes nos mostraron cómo prensan el aceite de argán a mano. El aroma es a nuez y tierra—nada que ver con lo que encuentras en casa. Después, Youssef nos llevó por una carretera serpenteante hacia el valle de Oukaimden, subiendo hasta que pudimos ver nieve en el monte Toubkal a lo lejos. Casas de adobe apiladas en las laderas parecían camufladas entre las rocas. El almuerzo fue en casa de una familia bereber: tagine burbujeando sobre carbón, pan plano aún tibio salido de su horno de barro. Noté que su gato estaba acurrucado junto al fuego mientras comíamos.
Más tarde, en el valle de Asni, los árboles frutales bordeaban el camino—manzanos y nogales principalmente—y los niños saludaban al pasar. Los sábados hay un zoco animado aquí; llegamos justo cuando los vendedores empezaban a recoger, pero aún conseguimos algunas almendras frescas. De regreso a Marrakech alrededor de las 5 o 6 de la tarde, me di cuenta de que mis zapatos estaban polvorientos y mi cámara llena—siempre una buena señal después de un día en las montañas de Marruecos.
¡Sí! Los niños pueden unirse sin problema—hay opciones para cochecitos o asientos para bebés en el vehículo. La caminata a la cascada se puede saltar o acortar si es necesario.
No se requiere equipo especial—solo zapatos cómodos con buen agarre. El camino puede ser rocoso pero no es técnico.
¡Por supuesto! Solo avísanos con anticipación sobre alergias o preferencias para que tus anfitriones puedan prepararlo todo.
Normalmente estarás de vuelta entre las 5:00 y las 6:00 pm, dependiendo del tráfico y el tiempo que pases en cada parada.
Tu transporte privado te recoge en tu hotel en Marrakech y te lleva de regreso al final del día. Un guía local te acompaña en cada visita a los valles y pueblos. El almuerzo está incluido (generalmente en casa de una familia bereber), además de todas las propinas. Hay acceso para silla de ruedas si lo necesitas—solo menciónalo al reservar.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?