Si quieres conocer Chefchaouen más allá de lo que ves en Instagram, este tour te lleva a rincones ocultos de la medina y a la mejor vista de la ciudad. Escucharás historias locales, probarás sabores auténticos y tendrás tiempo para disfrutar esos azules famosos sin prisas.
Lo primero que me sorprendió fue el aire fresco, casi frío, incluso a media mañana. Nos encontramos en la Plaza Outa el Hammam, donde las sillas de los cafés se extienden por la plaza y se escucha a alguien afinando una guitarra cerca. Nuestro guía, Youssef, nos hizo señas y comenzó a guiarnos por el laberinto de callejones pintados de azul. No es un solo tono: algunas puertas parecen turquesa, otras más como un vaquero deslavado. Verás gatos descansando en los escalones y tenderos barriendo sus entradas. Youssef nos señaló una panadería diminuta oculta tras una puerta de madera; dijo que los locales vienen temprano por pan khobz recién hecho, pero al mediodía ya no queda nada.
Nos adentramos más en la medina, pasando por pequeñas tiendas que venden sombreros tejidos y cuencos pintados a mano. En una esquina se sentía un leve aroma a menta de un puesto de té, que me hizo desear una taza al instante. El guía nos contó la historia detrás del azul (no es solo para turistas; tiene un significado profundo). Nos metimos por callejones que nunca habría encontrado solo, uno con escalones tan estrechos que tuvimos que caminar en fila india. Al final, subimos hacia la Mezquita Española. Desde arriba, las azoteas parecen piezas de un rompecabezas y las montañas se pierden en la niebla. El silencio solo se rompe con llamadas lejanas a la oración y quizás algún gallo abajo.
Sí, la mayoría lo encuentra fácil porque caminamos a un ritmo tranquilo y hacemos pausas para café o té. Algunos callejones tienen escalones, pero nada muy empinado.
Lo ideal son zapatos cómodos, porque las calles pueden ser irregulares. Quizás un sombrero si hace sol; lo demás está cubierto.
¡Claro! Hay muchas paradas para fotos, tanto en lugares conocidos como en rincones tranquilos que probablemente no hayas visto en línea.
Incluye café o té de menta marroquí durante la pausa en la medina. Tu guía compartirá historias locales y te ayudará a encontrar esos rincones fotográficos que la mayoría de turistas no conoce.
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