Recorre las callejuelas pintadas de azul de Chefchaouen con un guía local, prueba snacks del mercado, visita lugares históricos como la kasbah y la Gran Mezquita, y relájate en el manantial Ras El Ma—todo en una excursión fácil desde Fez. Si quieres conocer el norte de Marruecos de verdad, esta es tu oportunidad.
Salimos de Fez justo después del amanecer, la ciudad aún desperezándose mientras pasábamos junto al monte Zagouta. El camino a Chefchaouen es largo—casi 190 km—pero, sinceramente, no me importó. En un momento, el conductor paró para que estiráramos las piernas y disfrutáramos de las vistas del embalse Sed Chahed. Una brisa fresca venía del agua y el aire olía a menta silvestre. Es de esos momentos inesperados que se quedan grabados.
Al llegar a Chefchaouen, lo primero que me impactó fue el color—azul por todos lados, en todos los tonos que puedas imaginar. Nuestro guía, Youssef, nos llevó directo a la plaza principal. Había ancianos tomando café en el Café Clock, niños corriendo entre las mesas y la kasbah imponente al fondo, en silencio. Paseamos por la kasbah, que data de la época de Moulay Ismail—aunque está un poco desgastada, aún puedes subir y asomarte a los tejados de la ciudad. Justo al lado está la Gran Mezquita, con su minarete octogonal que no pasa desapercibido.
La medina no es muy grande, pero perderse en ella es un placer. Los zocos se abren en callejones estrechos, vendiendo desde mantas tejidas hasta anillos de plata diminutos. Compré unas aceitunas a un vendedor que me insistió en probarlas antes de comprar—saladas y con un toque intenso, perfectas para un snack rápido. Youssef nos señaló el barrio judío detrás del zoco de joyas; notarás que las casas son diferentes—más balcones, colores más claros. Es más tranquilo, casi como entrar a otro pueblo por un rato.
Antes de regresar, paramos en el manantial Ras El Ma. Los locales llenaban cántaros con agua fría y se escuchaba el constante murmullo del agua sobre las piedras. Algunas mujeres lavaban ropa a mano—algo que ya casi no se ve. Este manantial ha abastecido a Chefchaouen durante siglos; es básicamente la razón por la que la ciudad está aquí. Luego, volvimos al van, cansados pero contentos, con los zapatos un poco polvorientos de tanto caminar por esas escaleras azules.
¡Sí! Las familias son bienvenidas. El tour es accesible con cochecitos y hay asientos para bebés si los necesitas.
La medina es compacta, pero hay algunas escaleras y cuestas. Hacemos muchas pausas y el ritmo es tranquilo.
No incluye comidas, pero en la plaza principal hay muchos cafés y puestos donde puedes comprar algo para comer o beber.
Tendrás tiempo libre en la medina para pasear o comprar antes de ir al manantial Ras El Ma.
Tu transporte será en un vehículo con aire acondicionado y un guía local amable que te mostrará lo mejor de Chefchaouen. Hay asientos para bebés disponibles bajo petición y el tour es apto para todas las edades.
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