Degusta la comida callejera de Luang Prabang, descubre qué hace únicos a los platos lao y recibe la bendición de un monje en un templo tranquilo. Si quieres comer como un local y conocer su día a día, este tour es para ti.
El aire de la mañana en Luang Prabang siempre trae un aroma a hierba limón y carbón, especialmente cerca de Joma Bakery, donde nos encontramos con el grupo. Nuestro guía, Sone, nos recibió con una sonrisa y un consejo rápido: “Olvídense del desayuno en el hotel. Mejor guarden espacio.” No bromeaba. En minutos, ya caminábamos por la calle principal del casco antiguo, esquivando scooters y asomándonos a los puestos donde los vendedores ya asaban salchichas y removían ollas de kao soy. El chisporroteo y el bullicio despertaban el apetito sin remedio.
Nunca había probado el café lao: espeso, casi con sabor a chocolate y un toque dulce que se queda en el paladar. Lo bebimos en vasitos pequeños mientras Sone nos contaba cómo empieza el día la gente local. Luego llegó la comida: tazones de kao soy con el picante justo para activarte, ensalada de papaya fresca preparada frente a nosotros y pequeños paquetes de pastelitos de arroz pegajoso (kao nom jok) envueltos en hojas de plátano. En un puesto, una señora mayor me ofreció un trozo de kao nom ba bin, tibio, con aroma a coco y textura masticable. Se rió cuando intenté pronunciarlo.
Después del recorrido gastronómico, entramos a un templo tranquilo escondido detrás del mercado. El incienso flotaba en el aire mientras escuchábamos a un joven monje hablar sobre rituales budistas. Me ató una cuerda blanca en la muñeca para la suerte, un gesto pequeño pero que me quedó grabado. Al salir a la luz del sol, me di cuenta de que había probado mucho más que comida; había vivido un pedacito real de Luang Prabang.
Algunos platos son vegetarianos, pero muchas especialidades locales llevan carne. Cuéntanos tus preferencias al reservar para intentar adaptarnos.
El recorrido cubre varias cuadras a un ritmo tranquilo. La mayoría lo encuentra fácil, pero es mejor llevar calzado cómodo.
Solo trae hambre. Proveemos agua. Para la visita al templo, por favor usa ropa que cubra hombros y rodillas.
Probarás platos clásicos como kao soy, café lao (si eliges la mañana), snacks locales variados, agua potable y—en tours nocturnos—la opción entre más snacks o el hot pot “Sin Dat” acompañado de Beer Lao. Todas las degustaciones están incluidas, además de la guía de un experto local durante todo el paseo.
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