Sal de Almaty y recorre miles de años de historia en Tanbaly. Esta excursión de un día te permite ver de cerca el arte rupestre antiguo, aprender con un guía local y disfrutar del paisaje salvaje de Kazajistán—todo en un viaje inolvidable.
Salimos temprano de Almaty, la ciudad aún medio dormida. El viaje hasta Tanbaly dura un buen rato—unas tres horas—pero ves cómo el paisaje cambia de calles bulliciosas a la estepa abierta. Nuestro guía, Timur, nos mantuvo despiertos con historias sobre nómadas y antiguas leyendas kazajas. Ya pasado Kapchagay, el aire se vuelve más seco y empiezan a verse colinas ondulantes. Al bajar de la furgoneta, se percibe un leve aroma a salvia silvestre, algo que no esperaba.
Tanbaly parece estar en medio de la nada—solo rocas, cañones y cielo. El museo-reserva es enorme. Paseamos entre seis grupos diferentes de petroglifos, cada uno tallado por gente de épocas totalmente distintas. Algunos son tan antiguos que están casi blancos por el desgaste; otros parecen haber sido grabados la semana pasada. Timur señaló una figura con cabeza de sol que es famosa aquí—dijo que es de la Edad de Bronce. De hecho, se pueden ver los lugares donde la gente se reunía para rituales, justo entre las piedras. El silencio solo se rompe por el viento y el crujir de la grava bajo los pies. Si miras bien, verás pequeños lagartos que se escabullen entre las rocas.
Normalmente toma unas tres horas en coche o minivan, según el tráfico y el estado de la carretera.
Sí, es apta para todos los niveles de condición física. Las caminatas no son muy exigentes, aunque algunos senderos son rocosos.
¡Por supuesto! Solo ten cuidado de no tocar ni dañar las tallas, ya que están protegidas como sitio UNESCO.
Tu transporte cuenta con aire acondicionado y se proporciona agua embotellada. Nuestro guía local te mostrará los seis grupos principales de petroglifos y compartirá historias durante el recorrido.
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