Camina por senderos nevados para ver monos salvajes en aguas termales en Jigokudani, luego pasea bajo cedros gigantes en el Santuario Togakushi con tu guía local. Disfruta de un almuerzo relajado con fideos soba de montaña y captura tus mejores momentos en fotos, todo sin preocuparte por multitudes ni complicaciones de transporte.
Para ser sincero, no esperaba que lo primero que escuchara en esta excursión desde Nagano fuera el crujir de mis botas sobre el hielo, mucho antes de ver al primer mono de nieve. Nuestro guía, Yuki, me pasó un calentador de manos (esas cosas son magia) justo al comenzar el paseo por el bosque hacia el Parque de monos de nieve Jigokudani. Son unos 30 minutos entre árboles altísimos que parecen haber vivido siglos enteros. El aire olía a frío intenso, como piedra mojada mezclada con agujas de cedro. Bromeamos sobre quién vería primero a un mono, pero en realidad fueron sus chillidos los que nos delataron antes de que los viéramos. Son más pequeños de lo que imaginaba y sí, realmente se quedan ahí sentados en las aguas termales, pareciendo viejitos diminutos en un spa.
Intenté hacer una foto, pero mis dedos estaban torpes por el frío; por suerte Yuki tenía la cámara lista y nos prometió enviarnos las mejores fotos después (y así fue). Ver a esos macacos relajados, sin inmutarse por nuestra presencia, resulta extrañamente reconfortante. El vapor subía de su pelaje y de vez en cuando alguno discutía por un lugar o sumergía la cabeza como presumiendo. Nos quedamos más tiempo del previsto; es difícil irse cuando estás viendo algo tan pacífico y curioso. La vuelta se nos hizo más corta, tal vez porque nos reíamos recordando que un mono nos recordaba al tío de alguien.
Después nos calentamos en el coche (asientos con calefacción: un sí rotundo) y nos dirigimos al Santuario Togakushi. El viaje no es largo, unos 40 minutos, pero al bajar del coche parece otro mundo. Hay una avenida bordeada por cedros tan altos que tienes que estirar el cuello para ver el cielo entre ellos. Intenté pronunciar “Togakushi” bien; Yuki sonrió pero no me corrigió (seguro lo dije mal). Caminamos hacia el Santuario Superior en silencio, solo se oía el viento entre las ramas y el sonido de nuestras pisadas sobre la tierra compacta. Toqué uno de esos árboles viejos: estaba áspero y frío, y me imaginé a todas las personas que habían pasado por ahí antes que nosotros.
Almorzamos soba en un local pequeño cerca, donde parecía que todos conocían a Yuki. Él nos contó que la zona es famosa por sus fideos soba gracias al agua de montaña; honestamente, nunca pensé que unos fideos pudieran saber tan frescos y con ese toque natural. Para entonces ya no miraba el móvil para ver la hora; era uno de esos días que se quedan grabados en la memoria, ¿sabes? Incluso semanas después, sigo pensando en ese silencio entre los árboles de Togakushi más que en cualquier otra cosa.
La caminata dura entre 30 y 40 minutos por un sendero boscoso con mucho encanto.
No, la entrada no está incluida: adultos pagan 800 yenes, niños 400 yenes; menores de 6 años entran gratis.
El almuerzo no está especificado como incluido; las opciones para comer son flexibles con tu guía.
El traslado es en coche privado con tu guía que habla inglés entre ambos lugares.
Evitas múltiples transbordos y limitaciones para comer, viajando a tu ritmo y con privacidad.
Sí, hay una caminata de 30 a 40 minutos por un camino bordeado de cedros antiguos hasta el Santuario Superior.
Sí, los bebés pueden participar pero deben ir en el regazo de un adulto durante el traslado.
Sí, los animales de servicio están permitidos según los detalles del tour.
Tu día incluye transporte privado en vehículo con aire acondicionado, con combustible y aparcamiento cubiertos, además de un guía local de habla inglesa que adapta el plan según tus intereses. Te recogerán en el punto acordado y harás paradas flexibles en el camino, con fotos espontáneas para que realmente puedas desconectar del móvil por un rato.
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