Recorre las calles históricas de Hakodate en un rickshaw tradicional, guiado por un local que comparte historias y toma fotos en el camino. Disfruta de charlas amenas, vistas únicas desde arriba y detalles de la vida diaria que a pie podrías perderte. Una experiencia cercana que se queda contigo mucho tiempo.
Lo primero que noté fue la sonrisa del conductor del rickshaw—creo que se llamaba Kenji—antes incluso de subirnos. Limpiaba el asiento con una toallita, como si nos invitara a su propia casa. Al sentarme, me di cuenta de lo alto que íbamos en comparación con caminar. La ciudad se veía diferente desde ahí arriba; tejados y faroles a la altura de los ojos, y la brisa (fresca pero agradable) me movía el pelo alrededor de las orejas. Kenji señaló un cartel de madera antiguo sobre una tienda de fideos y nos contó que había sobrevivido a dos incendios—se rió cuando intenté leerlo en voz alta. Seguro que lo hice mal.
Pasamos por calles estrechas donde los vecinos ponían cajas de verduras para el mercado matutino. Se percibía un leve aroma a salsa de soja y algas que venía de algún lugar—no supe ubicarlo bien, pero me abrió el apetito. Nuestro guía se detenía de vez en cuando para sacar fotos (él insistía en hacerlas), y la verdad, son de mis favoritas del viaje. En un momento nos mostró un lugar donde antes vigilaban samuráis; pensé lo curioso que era estar sentado en un rickshaw mientras imaginaba toda esa historia justo bajo nuestros pies.
No esperaba sentirme tan relajado—quizá fue el suave vaivén del paseo o ver a la gente saludarnos al pasar. Hubo momentos en que Kenji bajaba la marcha para que pudiéramos escuchar las campanas del templo o ver a alguien cuidando su pequeño jardín tras una reja. No había prisa, y eso lo agradecí mucho. Hablamos de sumo (su deporte favorito) y trató de enseñarme una palabra del dialecto de Hakodate—todavía no logro pronunciarla bien.
Al final, me sentí de alguna forma conectado con Hakodate—no solo como turista marcando lugares, sino como alguien que compartió momentos pequeños con quienes viven aquí a diario. Esa vista desde el rickshaw, con la luz del sol filtrándose entre viejos arces… todavía me viene a la mente a veces.
Sí, los bebés y niños pequeños pueden ir en cochecito o sentados en el regazo de un adulto durante el paseo.
Sí, los animales de servicio están permitidos en este tour.
No, no incluye recogida en hotel; hay opciones de transporte público cerca.
No, no se recomienda para embarazadas ni personas con problemas cardiovasculares.
La duración exacta no está especificada, pero incluye varias paradas para fotos e historias por rutas históricas.
Tu día incluye un guía local experimentado que te lleva por las zonas históricas de Hakodate en rickshaw y toma fotos en puntos panorámicos, para que solo te relajes y disfrutes sin perderte nada especial.
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