Adéntrate en las antiguas calles de Pompeya y descubre huellas reales de la vida romana—hogares, tiendas, incluso grafitis—guiado por alguien que conoce cada rincón oculto. No son solo ruinas; son historias que casi puedes tocar.
Lo primero que me llamó la atención fue el crujir de la grava bajo mis zapatos—hay un silencio especial al pasar la puerta de entrada, casi como si la ciudad contuviera la respiración. Nuestro guía, Luca, nos llamó cerca del antiguo anfiteatro y señaló unos grafitis desvaídos en una pared—garabatos reales de hace casi dos mil años. El aire olía ligeramente a polvo y hierbas silvestres; recuerdo a un gato callejero que se colaba entre columnas rotas mientras Luca explicaba cómo los romanos pasaban las tardes descansando en patios sombreados.
Caminarás por estrechas calles de piedra donde aún se ven las huellas de los carros, podrás asomarte a antiguas panaderías (los hornos parecen sorprendentemente modernos) y pararte en lo que fue la sala de estar de alguien. Me quedé un buen rato junto a un suelo de mosaico—pequeñas teselas que aún brillan después de tanto tiempo. Hay algo inquietante pero fascinante en ver objetos cotidianos congelados en el tiempo: panes dentro de un horno, frescos pintados medio borrados por el sol y la ceniza. Si tienes curiosidad por saber cómo vivía la gente antes de que el Vesubio estallara en el 79 d.C., esta excursión se adentra en esos detalles sin parecer una clase de historia.
Sí, el sitio es accesible para sillas de ruedas y se permiten cochecitos. Algunos caminos son irregulares, pero nuestro guía ayuda a encontrar las mejores rutas.
La caminata principal por Pompeya suele durar unas dos horas, aunque puede variar según el ritmo del grupo y las preguntas.
Por supuesto—los animales de servicio están permitidos en todo el yacimiento arqueológico.
Lo mejor es llevar calzado cómodo, ya que se camina mucho sobre piedras antiguas. También ayuda un sombrero y una botella de agua, especialmente en días soleados.
Tu entrada incluye el acceso al Sitio Arqueológico de Pompeya y un guía local experto que compartirá historias y responderá preguntas durante el recorrido. La excursión es apta para sillas de ruedas, cochecitos, familias con niños y animales de servicio. Hay opciones de transporte público cercanas para facilitar la llegada.
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