Cruzarás el Gran Canal en un traghetto local, pasearás por callejones escondidos con un guía que conoce cada historia, y luego tomarás un ferry a Murano para un almuerzo de 3 platos y una mirada cercana al arte del vidrio. Ríe, disfruta y guarda momentos que te acompañarán mucho después.
Lo primero que recuerdo es el chapoteo de los remos contra el agua — no en una góndola, sino en un pequeño y rechoncho traghetto lleno de locales y nosotros, tambaleándonos mientras cruzábamos el Gran Canal. Nuestra guía, Francesca, sonreía mientras sujetaba mi codo para que no me cayera. Señaló cómo la luz rebotaba en los antiguos palacios, haciendo que todo pareciera medio derretido y dorado. Había visto fotos de Venecia antes, pero nunca me había fijado en cuánto se oye aquí — pasos resonando bajo los arcos, alguien discutiendo en voz baja en dialecto veneciano cerca del mercado de Rialto (alcancé a escuchar “pesce” y “prezzo”, así que seguro regateaban por pescado).
Recorrimos callejones estrechos que olían a espresso y piedra húmeda. Francesca tenía historias para cada rincón — como que el Palacio Ducal escondía juicios secretos tras esas columnas de mármol rosa. En un momento se detuvo a saludar a un viejo amigo que regentaba una panadería pequeña; nos dio unos bussolai tibios “para tener energía”, dijo guiñando un ojo. Intenté pronunciar “grazie mille” bien, pero seguro lo hice fatal. La palabra clave aquí sería tour privado a pie por Venecia, pero en realidad se sentía más como ir con una amiga que conoce a todo el mundo.
Después de cruzar otro puente (perdí la cuenta), tomamos un ferry hacia Murano. El aire cambió — más salado, con brisa. El almuerzo fue de tres tiempos en una trattoria familiar donde la hija del dueño servía el agua con una sonrisa tímida. Todavía recuerdo ese risotto con tinta de sepia; parecía raro pero sabía a mar en noviembre. Luego visitamos la fábrica de vidrio: el calor del horno nos golpeó apenas entramos, y ver al maestro moldear el vidrio fundido en algo delicado fue casi hipnótico. Lo hacía parecer fácil — pero no lo es.
El taxi acuático de regreso rozaba la laguna, mientras la ciudad se desvanecía detrás en tonos pastel. Me apoyé en la ventana, escuchando de nuevo el agua golpear la madera, pensando en lo extraño y afortunado que era ver Venecia así — sin prisas ni multitudes, como un lugar tejido en silencio por quienes viven aquí.
El tour dura aproximadamente 7 horas en total.
Sí, incluye un almuerzo de 3 platos en Murano (bebidas no incluidas).
Sí, la recogida en hotel está incluida para tu comodidad.
Sí, visitarás una fábrica auténtica y verás a un maestro trabajando.
Sí, pueden participar bebés y niños pequeños; se aceptan cochecitos.
Sí, hay opciones de transporte público cerca de los puntos de encuentro.
Por favor, avisa de cualquier necesidad dietética al reservar para poder adaptarlo.
Verás la Plaza San Marcos, Palacio Ducal, Puente de Rialto y canales escondidos.
Tu día incluye recogida en hotel en Venecia, tour guiado a pie por el centro con historias de un experto local, todos los transportes entre islas incluyendo ferries y taxi acuático de regreso por la laguna, entrada a una fábrica auténtica de vidrio en Murano con demostración de un maestro artesano, y un almuerzo tradicional de 3 platos en Murano (bebidas no incluidas) antes de regresar por la tarde.
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