Si quieres ver la vida romana auténtica más allá de las postales, esta excursión te lleva allí—historias locales, rincones ocultos y uno de los mejores gelatos que probarás.
Comenzamos nuestro paseo cerca de Roma Termini, esquivando el bullicio matutino y captando ese primer aroma a café que salía de un pequeño bar en la Via Giolitti. Nuestra guía—Francesca, nacida y criada en la ciudad—conocía cada atajo en el laberinto de calles empedradas. Nos advirtió cómo las piedras se vuelven resbaladizas tras una llovizna, así que me alegré de haber elegido zapatillas en vez de sandalias.
Trastevere parecía otro mundo comparado con el centro de Roma. La ropa colgaba sobre nosotros entre edificios ocres y desgastados. Pasamos junto a una antigua panadería donde el aroma de pizza bianca recién hecha se mezclaba con el olor de castañas asadas de un vendedor ambulante. En un momento, Francesca se detuvo frente a un balcón discreto—explicó que allí fue donde Rafael vio por primera vez a su musa, Margherita Luti. Sin ella, jamás lo habría notado.
La Basílica de Santa Maria in Trastevere fue la siguiente parada. En su interior, los mosaicos dorados brillaban incluso en un día nublado. Francesca contó cómo este lugar albergó reuniones secretas de cristianos mucho antes de que se permitieran iglesias en Roma. Afuera, escuchamos a un músico callejero tocando canciones populares romanas—los locales lanzaban monedas mientras pasaban apresurados.
La Piazza Trilussa vibraba con estudiantes y músicos descansando en las escaleras. Al parecer, es el sitio ideal para estar en las noches de verano si eres joven y romano. Terminamos en una pequeña heladería escondida detrás de la plaza—sin cartel grande afuera, solo locales charlando en italiano rápido. El gelato de pistacho sabía casero; honestamente, superó a cualquiera que haya probado en casa.
¡Sí! La ruta es accesible para sillas de ruedas y los cochecitos también están permitidos, aunque algunas calles tienen adoquines irregulares.
Son unos 1.5 km a un ritmo tranquilo con muchas paradas en el camino.
Por supuesto—el guía habla inglés fluido y conoce todas las historias locales.
Sí, hay varias opciones de transporte público cerca tanto del inicio como del final del recorrido.
Contarás con un guía local amable que realmente conoce Trastevere, entrada a Santa Maria in Trastevere y un auténtico gelato artesanal al final. La excursión es accesible para sillas de ruedas y apta para todas las edades—incluso para los más pequeños en cochecitos o animales de servicio.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?