Si buscas una velada que se sienta realmente local—paseos por el viñedo, comida casera y conversaciones sinceras bajo las estrellas—esto es para ti. Probarás los sabores genuinos de Campania y verás cómo la tradición vive en cada copa.
¿Conoces ese aroma a tierra justo después del atardecer? Eso fue lo que sentí al subir por el antiguo camino de piedra hacia el viñedo de la familia Taiani. El aire se sentía más fresco aquí—unos 400 metros sobre el nivel del mar—y se empezaban a escuchar los grillos en las terrazas. Elio, el dueño (tercera generación, te lo contará él mismo), nos recibió junto a las pérgolas de madera donde las uvas cuelgan pesadas a finales del verano. Nos mostró cómo su familia sigue recogiendo todo a mano, tal como lo hacía su bisabuelo Lorenzo en 1880. Hay algo especial en ver esas viejas puertas de la bodega y escuchar historias de alguien que creció entre estas vides—se queda contigo.
Después de pasear entre las hileras de viñas y asomarnos a la antigua bodega (las barricas desprenden un leve aroma a roble y mosto), seguimos a Elio hasta una larga mesa preparada al aire libre. María—su madre—ya estaba en plena faena. Nos sirvió espaguetis con queso y pimientos, sencillo pero, sinceramente, perfecto tras la caminata por los campos. ¿Lo mejor? La cena tuvo lugar justo cuando el crepúsculo se fundía con la noche, así que comimos a la luz de las velas, bajo un cielo estrellado y con una suave brisa bajando de las colinas. No es nada pretencioso—solo comida auténtica, buen vino y relatos locales compartidos entre bocados.
Sí, es accesible para sillas de ruedas y también se admiten cochecitos. Avísanos si necesitas ayuda extra al reservar.
El menú es fijo, pero comunícanos tus necesidades con antelación—haremos lo posible por adaptarnos.
¡Por supuesto! Los bebés pueden sentarse en el regazo de un adulto o usar asientos especiales si es necesario.
No hay problema—hay opciones de transporte público cerca. Podemos darte indicaciones si lo pides al reservar.
Tu velada incluye un recorrido guiado por el viñedo y la bodega con Elio, además de una cena casera preparada por María—todo disfrutado al aire libre bajo el cielo nocturno. Accesible para sillas de ruedas, caminos aptos para cochecitos, se permiten animales de servicio y hay asientos para bebés disponibles bajo petición.
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