Conduce tu propia Vespa por las curvas de Toscana con un guía local, haz paradas para admirar los viñedos de Chianti y disfruta de una comida y cata en una bodega familiar. Risas compartiendo platos, degustación de aceite de oliva directo de la fuente y momentos pequeños—como el sol filtrándose entre cipreses—que se quedan contigo mucho después de volver a Florencia.
Subimos al minibús justo al lado de Via dei Pandolfini, aún dejando atrás el bullicio matutino de Florencia. En media hora estábamos en medio de un verde tranquilo, ese que solo ves en postales y nunca crees que puedas tocar. El aire olía a hierba recién cortada y algo dulce—¿quizá flores silvestres? Nuestro guía, Paolo, repartió cascos y sonrió al ver mi nerviosa sujeción del manillar de la Vespa. “No te preocupes,” dijo, “al principio todos tambalean.” Tenía razón. Sí, tambaleé. Pero tras la lección, ya iba detrás de él, con el cabello al viento bajo el casco y el sol filtrándose entre los cipreses.
Las carreteras serpenteaban y bajaban por esas colinas toscanas—tan estrechas a veces que pensé qué pasaría si un tractor apareciera en la curva (no apareció). Paramos varias veces solo para contemplar las hileras de viñas que se perdían en la bruma. Alguien intentó hacerse un selfie con el casco puesto y casi se le cae el móvil; todos nos reímos, incluso Paolo. Hubo un momento en que solo se oían las cigarras y el motor enfriándose a la sombra. No esperaba sentirme tan lejos de todo.
La comida fue en una bodega familiar escondida tras los olivos—nada lujoso, solo grandes mesas de madera y comida que sabía a receta de abuela. Pan fresco mojado en aceite de oliva picante, pasta con tomates tan dulces que parecían imposibles, copas de Chianti servidas por la dueña (intenté pronunciar su nombre—ella sonrió con amabilidad). La visita a la cantina fue relajada; barriles por todas partes, piedra fresca bajo los pies, olores a uvas fermentando mezclados con polvo. Después de esa comida—y quizás uno que otro sorbo demás—me sentí feliz y pesado por el sol, de una forma que no sé explicar.
Sigo pensando en ese tramo de carretera donde todo quedó en silencio salvo el viento y las campanas lejanas de una iglesia. Si buscas una escapada desde Florencia que te haga sentir como si salieras del tiempo—este tour en Vespa por Toscana es justo eso.
Sí, el transporte en minibús desde Florencia hasta el punto de inicio en Chianti está incluido.
No, no se necesita experiencia; al principio hay una clase para que los principiantes aprendan con seguridad.
Sí, se incluye un almuerzo tradicional toscano en una bodega familiar junto con la cata de vinos.
Sí, hay opciones vegetarianas si se avisa al hacer la reserva.
Debes llevar tu licencia de conducir válida; todo lo demás, incluido el casco, lo proporcionamos.
El viaje en minibús dura unos 30 minutos desde el centro de Florencia hasta Chianti.
La edad mínima es 18 años; los menores pueden ir como pasajeros.
Sí, se puede comprar vino y aceite de oliva directamente en la bodega.
Tu día incluye recogida en minibús desde Florencia hasta Chianti, orientación y briefing de seguridad antes de conducir tu propia Vespa automática (con todo el equipo incluido), guía experto local durante el recorrido por carreteras rurales, acceso a una bodega familiar privada con visita a viñedos y cantina, además de un almuerzo tradicional toscano con vinos locales y degustación de aceite de oliva virgen extra, para luego regresar cómodamente a Florencia por la tarde.
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