Recorre el corazón histórico de Roma en un tuktuk eléctrico privado con un guía local que hace que cada parada cobre vida: desde subir la Plaza de España hasta brindar con Prosecco en el Janículo. Ríe, escucha la ciudad, disfruta vistas panorámicas de la Basílica de San Pedro y vive momentos espontáneos y majestuosos.
Apenas cerramos la puerta del hotel, nuestro conductor Paolo nos saludó desde su pequeño tuktuk eléctrico, con una sonrisa enorme y las gafas de sol sobre la cabeza. Nos preguntó si queríamos música o simplemente “el verdadero sonido romano” (que resultó ser el zumbido de las motos y alguien gritando “¡Attenzione!” desde una panadería). Me gustó ese detalle. La primera parada fue la Plaza de España: llena de gente, pero de cerca se sentía tranquila, quizás porque Paolo nos contó que los locales se sientan en los escalones inferiores para buscar sombra en verano. Intenté pronunciar ‘Trinità dei Monti’ bien; él se rió y dijo que mi acento era mejor que su inglés. No sé si creerle.
Desde el tuktuk la ciudad se sentía distinta, más cercana. Pasamos rápido por Via Veneto (Paolo la llamó “la calle de La Dolce Vita” y hasta hizo un gesto de estrella de cine), luego paramos en Piazza del Popolo, donde un niño perseguía palomas en círculos. El aire olía a espresso y a humo de coches, una mezcla rara pero que encajaba perfecto con Roma. En Rione Monti bajamos la marcha para que pudiera asomarme a escaparates llenos de bolsos de cuero hechos a mano y postales antiguas. Entre el Palacio del Quirinal y el Coliseo, Paolo empezó a contar historias de gladiadores; juraba que uno de sus antepasados luchó allí, aunque lo dijo guiñando un ojo.
No esperaba que lo mejor fuera el Janículo. Allí Paolo descorchó una botella de Prosecco (incluido en el tour, un detalle genial) y nos sirvió mientras contemplábamos todos esos tejados. El viento era cálido y la luz dorada, ese tipo de luz que sólo se ve al final de la tarde en Italia. A veces aún recuerdo esa vista cuando escucho el tráfico en casa. De regreso hicimos una parada en el Giardino degli Aranci; si te quedabas quieto podías oler los cítricos en el aire. No entramos en la Basílica de San Pedro, pero vimos su cúpula iluminada a lo lejos, un final perfecto sin ser demasiado formal.
Sí, la recogida y regreso al hotel están incluidos con tu reserva.
Sí, disfrutarás de una copa de Prosecco o refrescos en el Janículo.
No se especifica la duración exacta, pero cubre varios sitios clave del centro de Roma.
Visitarás el Coliseo, Plaza de España, Piazza del Popolo, Via Veneto, Palacio del Quirinal, Janículo, Giardino degli Aranci, Pirámide de Cayo Cestio y la Basílica de San Pedro (desde afuera).
Sí, es accesible en silla de ruedas y los bebés pueden ir en cochecito o en el regazo de un adulto.
El itinerario es flexible, puedes adaptar las paradas según tus intereses con el guía.
No se entra en los monumentos principales; los admirarás desde el exterior o miradores.
Sí, hay opciones de transporte público cerca de la mayoría de los puntos de bajada en el centro.
Tu día incluye transporte privado en tuktuk eléctrico con un guía local amable que te recoge en el hotel y te deja después de explorar Roma juntos; durante el recorrido harás una pausa para tomar Prosecco en el Janículo (o refrescos si prefieres), disfrutarás de los lugares más famosos desde cerca o a distancia, y no tendrás que preocuparte por entradas ni logística.
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