Entrarás por las legendarias Puertas Santas de Roma, admirarás mosaicos centenarios en Santa Práxedes, verás de cerca el Moisés de Miguel Ángel en San Pedro en Vincoli y recorrerás basílicas antiguas con un guía local que te contará historias que no encontrarás en ningún libro. Prepárate para momentos de silencio, belleza inesperada y quizá un poco de asombro que no esperabas.
Confieso que no esperaba sentir mucho; pensaba que un tour a pie por las “Puertas Santas” en Roma sería solo otra actividad más para tachar en la lista. Pero desde Santa María la Mayor, el aire estaba cargado de incienso y algo más que no logro describir. Nuestra guía, Paola, tenía la costumbre de detenerse a mitad de frase para que pudiéramos escuchar: campanas sonando a lo lejos, pasos resonando en el mármol. Nos señaló los techos de mosaicos, con el oro brillando a la luz de la mañana, y nos contó historias de papas que parecían mitad leyenda, mitad historia.
¿Lo mejor? Santa Práxedes. Está tan escondida y tranquila que pasarías de largo si no la buscas. El mosaico del ábside es más antiguo que muchos países y había un olor tenue a humedad, siglos de velas y piedra. Paola sonrió al verme mirando hacia arriba demasiado tiempo. “¿Ves por qué nunca me apuro aquí?”, dijo. Y luego San Pedro en Vincoli: el Moisés de Miguel Ángel está ahí, imponente pero a la vez humano. Intenté susurrar una pregunta sobre las cadenas de San Pedro, pero mi voz sonó demasiado fuerte para ese lugar.
Después caminamos por Santi Quattro Coronati y San Clemente, capas sobre capas de historia bajo nuestros pies, frescos que se desvanecen en rincones sombríos. En San Juan de Letrán (la arquibasílica), la gente pasaba en silencio junto a la Puerta Santa; algunos la tocaban como si saludaran a un viejo amigo. Afuera hacía humedad, pero adentro se sentía fresco, casi frío en mis brazos. Hay algo especial en recorrer estos lugares con alguien que creció aquí: saben en qué capillas detenerse y qué historias merecen ser escuchadas dos veces.
Sigo pensando en ese momento en la Escalera Santa: el silencio justo antes de que alguien la subiera de rodillas. No sé si alguna vez entenderé todos los rituales, pero recorrer esas basílicas hizo que Roma dejara de sentirse como un museo y se convirtiera en una ciudad viva, llena de fantasmas, risas y pies cansados. Si tienes curiosidad o incluso algo de escepticismo como yo, esta excursión por las Puertas Santas de Roma vale la pena por razones que no caben en fotos ni guías.
El tour suele durar varias horas mientras visitas varias basílicas en el centro de Roma caminando.
Sí, las entradas a todas las basílicas mencionadas están incluidas en tu reserva.
No se ofrece recogida en hotel; sin embargo, hay opciones de transporte público cerca de cada punto de encuentro.
Visitarás Santa María la Mayor, Santa Práxedes, San Pedro en Vincoli, Santi Quattro Coronati, San Clemente, San Juan de Letrán y la Escalera Santa.
El paso por las Puertas Santas depende de eventos especiales o tiempos de espera; no se garantiza en todas las ocasiones.
Es un tour a pie que cubre varios sitios; no se recomienda para personas con lesiones de columna o problemas cardiovasculares.
Debes cubrir hombros, espalda y rodillas para poder entrar en todas las iglesias del itinerario.
Tu día incluye entradas a todas las basílicas visitadas y la guía de un experto local certificado; no tendrás que preocuparte por las entradas ni la logística, solo lleva calzado cómodo y ropa que cubra hombros y rodillas para acceder a las iglesias.
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