Camina por los campos de lava del norte del Monte Etna con un guía volcanólogo, descubre ruinas tragadas por la erupción de 2002, asómate a cráteres explosivos y siente la grava volcánica bajo tus botas. El silencio y la belleza extraña te acompañarán mucho después de volver — no es una caminata cualquiera.
Llegamos a Piano Provenzana justo cuando el aire empezó a oler a pino y a algo más — un toque metálico, quizás de la lava antigua. No había multitudes, solo algunas personas atándose las botas y una pareja mayor siciliana discutiendo bajito sobre el café. Nuestro guía, Salvo, nos saludó con una sonrisa y repartió chaquetas a quien se las había olvidado (yo casi me quedo sin la mía — error de novato). Señaló un tejado medio enterrado que asomaba entre la roca negra. “Eso fue un hotel alguna vez”, dijo. Es extraño ver lo que quedó tras la erupción de 2002 — parece que la montaña se tragó todo de golpe.
La caminata no es larga, pero se siente cada paso sobre ese suelo volcánico. A veces cruje bajo las botas, otras veces se desliza y tienes que recuperar el equilibrio. Salvo nos detuvo junto a una grieta afilada en la tierra — una de las fracturas eruptivas de aquella época. Tiró una piedra pequeña y esperamos a que tocara fondo, pero nunca escuché que cayera. Allí arriba reina un silencio especial, roto solo por el viento entre los hayedos o alguna risa por el italiano torpe de alguien (culpable). Aún se ven troncos quemados de flujos antiguos junto a brotes verdes nuevos — algo esperanzador, en realidad.
Después de más o menos una hora llegamos al borde del cráter. Difícil decirlo porque no paraba de detenerme a mirar esos colores extraños en la ceniza — rayas rojas sobre negro y gris, como moretones. La vista es amplia y despejada; se ve hasta donde antes estaban los remontes de esquí, ahora derretidos. Los niños del grupo recogían pequeñas bombas volcánicas (Salvo les advirtió que no se las llevaran). De regreso, mis zapatos se llenaron de ceniza y ni me importó — estaba demasiado absorto en lo tranquilo que se sentía un lugar tan salvaje.
El recorrido es de unos 4.5–5 km ida y vuelta con un ascenso y descenso moderado (≈300 m). Es apto para personas con buena salud y acostumbradas a caminar.
La salida es en Piano Provenzana, en el lado norte del Monte Etna. Hay aparcamiento para coches y autocaravanas.
No, no incluye recogida en hotel; los participantes se encuentran directamente en Piano Provenzana.
La excursión es adecuada para niños acostumbrados a caminar distancias moderadas.
Se necesitan botas de trekking resistentes (se pueden alquilar en el lugar) y ropa adecuada al clima; también hay chaquetas para alquilar si las necesitas.
La caminata guiada dura unas 3 horas en total, según el ritmo del grupo y las condiciones.
No, no se incluyen comidas ni bebidas; en Piano Provenzana hay cafés y bares antes y después de la caminata.
Sí, el seguro de accidentes está incluido en la reserva.
Tu día incluye un guía volcanólogo autorizado que te llevará desde Piano Provenzana por campos de lava históricos y cráteres, además de seguro de accidentes durante toda la caminata. Si lo necesitas, puedes alquilar botas y chaquetas en el lugar antes de adentrarte en los senderos del Monte Etna.
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