Pedalea por las murallas antiguas de Lucca con un guía local, prueba queso pecorino y embutidos en una tienda típica, descubre barrios tranquilos que pocos visitantes ven, y termina con un gelato artesanal (o pastel en invierno). Risas, historias locales y quizás una nueva pasión por el aceite de oliva italiano te esperan.
Confieso que al principio no estaba seguro de hacer bici en Lucca — hacía años que no montaba una de verdad, y la idea de recorrer esas viejas murallas me parecía un poco... tambaleante. Pero nuestro guía Paolo nos recibió justo afuera de la estación con una sonrisa relajada que hizo que todo pareciera un paseo con amigos. Las bicis eran resistentes (la mía tenía un timbre que sonaba un “ding” muy satisfactorio), y en un abrir y cerrar de ojos estábamos deslizándonos por esas amplias murallas bordeadas de árboles. Había un aroma terroso de los plátanos que las cubrían — dulce, casi a hierba fresca — y se escuchaban risas de parejas caminando de la mano. Era como si la ciudad respirara a nuestro alrededor.
Paolo nos explicó que las Murallas de Lucca no son solo un monumento; los locales las usan como su parque personal. Pasamos junto a un señor mayor paseando a su perrito diminuto (que llevaba un suéter rojo — no es broma), y luego bajamos a barrios más tranquilos donde la ropa colgaba de las ventanas y alguien preparaba un espresso. Nuestra primera parada gastronómica estaba escondida tras una puerta sin cartel. Dentro: lonchas de pecorino salado, prosciutto finísimo, pan que crujía al partirlo. Probamos un aceite de oliva tan verde que parecía irreal — Paolo nos contó sobre la cosecha del otoño pasado mientras mojábamos el pan. Creo que me pasé de la cuenta comiendo.
El recorrido es suave — casi todo plano — pero hay momentos en que te adentras por callejones estrechos o pasas bajo arcos que te transportan a otro siglo. En un punto paramos cerca de San Michele in Foro y escuchamos las campanas resonar en las fachadas de piedra; pensé en lo distinto que suenan aquí comparado con mi ciudad, menos urgente, más pausado. Y ni hablar del gelato al final: avellana tan cremoso que casi se derretía antes de que sacara la cámara. En invierno lo cambian por pastel y café (Paolo dice que él prefiere eso). Terminamos en el punto de partida, un poco sudados pero con una sonrisa tonta porque, sinceramente, fue mucho más divertido de lo que esperaba.
Sí, el alquiler de la bici está incluido durante todo el recorrido.
Sí, degustarás queso pecorino, embutidos, aceite de oliva virgen extra y gelato artesanal o pastel con café en meses fríos.
El tour empieza en la entrada principal de la estación de tren de Lucca.
La ruta recorre las murallas y varios barrios del centro de Lucca; es mayormente plana y fácil de pedalear.
Niños menores de 12 años son bienvenidos; hay bicicletas y menús especiales para ellos.
Si llueve, te ofrecerán la misma ruta pero caminando en lugar de en bici.
Este tour no es recomendable para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares.
Incluye uso de bicicleta, todas las degustaciones (queso, embutidos, aceite), vino o refresco en una parada, gelato artesanal (o pastel y café en invierno) y guía local experto durante todo el recorrido.
Tu día incluye recogida en la entrada principal de la estación de tren de Lucca donde te espera el guía; alquiler de bicicletas; degustaciones de queso local, embutidos, aceite de oliva con vino o refresco; y gelato artesanal (o pastel y café en meses fríos) antes de regresar juntos al punto de partida.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?