Prueba limoncello fresco en las calles soleadas de Sorrento, disfruta de vistas panorámicas en Positano o explora los jardines de Ravello si el tráfico lo permite, y piérdete entre las callejuelas y la majestuosa catedral de Amalfi, todo con un guía local que conoce cada rincón y atajo. Además, hay espacio para pequeñas sorpresas que se quedan contigo mucho después de volver.
¿Alguna vez te has preguntado si la Costa Amalfitana realmente huele a limón? Yo tampoco lo creía, pero al bajarnos del minibús en Sorrento, ahí estaba: un aroma dulce y fresco que salía de alguna panadería cercana. Nuestro guía, Paolo, sonrió al verme (seguro parecía que acababa de descubrir un tesoro) y nos ofreció unos vasitos de limoncello antes de empezar a caminar. Picaba un poco al principio, pero dejó un sabor cítrico cálido que me acompañó toda la mañana. No podía dejar de pensar en cómo la luz del sol hacía que todo brillara más aquí, hasta los viejos jugando a las cartas frente a sus tiendas parecían parte del espectáculo.
El viaje desde Nápoles fue más largo de lo que esperaba —supongo que el tráfico es parte del día a día aquí— pero Paolo nos mantuvo entretenidos con historias de sus veranos de niño en Positano. Cuando llegamos al mirador sobre Positano (aparcando es toda una aventura), todos nos asomamos para sacar fotos. Las casas caían en cascada hacia el mar con esos colores vibrantes que ves en las postales. No siempre pudimos bajar al pueblo (depende del aparcamiento), pero la verdad es que solo estar ahí, con el viento despeinándome, ya valía la pena. Alguien preguntó por Ravello y Paolo se encogió de hombros: a veces hay que dejar que el camino decida.
Amalfi estaba animada pero sin agobiar; se escuchaba ese murmullo de voces y campanas que resuena entre callejones de piedra. Entré en una pastelería para probar un dulce (no recuerdo el nombre, algo hojaldrado con crema de limón) y me lo comí sentado en las escaleras de la catedral. El Duomo impresiona: mármol a rayas, mosaicos dorados que brillan al sol, y aunque no soy muy religioso, sentí un momento de calma interior. El tiempo libre era para perderse donde quisieras; yo me quedé mirando a una señora mayor colgar la ropa desde su ventana mientras los turistas se hacían selfies abajo. Curioso lo que se queda grabado.
La excursión dura todo el día e incluye traslados de ida y vuelta desde Nápoles.
Sí, durante la visita a Sorrento podrás degustar limoncello auténtico.
Tendrás aproximadamente una hora para explorar Amalfi y visitar la catedral por tu cuenta.
Si el aparcamiento o el tráfico impiden la parada en Positano, el tour hace una parada en Ravello en su lugar.
El tour incluye traslado de ida y vuelta desde un punto de encuentro céntrico en Nápoles.
Sí, bebés y niños pequeños son bienvenidos; se dispone de asientos especiales para ellos si es necesario.
Un asistente local te acompañará con comentarios en vivo y ayuda durante todo el recorrido.
Tu día incluye traslado de ida y vuelta desde el punto de encuentro en Nápoles, visitas guiadas por Sorrento con la inolvidable cata de limoncello, tiempo en Positano o Ravello según el tráfico y aparcamiento, más una hora para recorrer Amalfi a tu ritmo, incluyendo la entrada a su famosa catedral si quieres, todo acompañado por los comentarios en vivo de tu guía local antes de regresar cómodamente.
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