Bajas del crucero en Civitavecchia y ves tu nombre esperándote, sin estrés por taxis ni maletas. Un conductor privado se encarga de todo, desde la recogida en el puerto hasta dejarte en el centro de Roma. Solo relájate y disfruta del paisaje italiano pasando por la ventana. Es un viaje cómodo, tranquilo, y hasta puedes aprender algún dato local en el camino.
Es curioso lo ruidoso que puede ser un puerto a las 8 de la mañana: grúas sonando, familias despidiéndose, el eco extraño de las ruedas de las maletas sobre el cemento. Estaba medio dormido, con el café en mano, cuando vi a nuestro conductor en Civitavecchia, sosteniendo un cartel con mi nombre (bien escrito, algo que siempre me sorprende). Tenía una calma especial, solo asintió y nos ayudó con las maletas antes de que terminara de decir “buongiorno”. El aire olía a sal y a diésel. No era glamuroso, pero, ¿sabes qué? Se sentía auténtico.
El trayecto desde el puerto hasta Roma no es corto, dura alrededor de una hora según el tráfico, pero tampoco es aburrido. Nuestro conductor nos fue contando pequeñas cosas mientras pasábamos por pueblos (ojalá recordara el nombre de esa panadería que nos señaló; parece que sus maritozzi son famosos). El coche estaba impecable y fresco por dentro, un alivio porque el sol ya apretaba. En un momento mi pareja se quedó dormida, mientras yo miraba los campos y trataba de captar algo de italiano en la radio. No entendí mucho, salvo “Roma” y algo de fútbol, pero me sacó una sonrisa.
No esperaba que fuera tan sencillo: que te recogieran justo al lado del barco, sin tener que arrastrar maletas entre multitudes ni descifrar trenes con el cerebro en modo jetlag. Nuestro conductor se encargó de todo con discreción; incluso esperó mientras lidiábamos con las maletas al bajarnos en el centro de Roma. Sin prisas, sin momentos incómodos. Quizá eso es lo que más recuerdo: sentir que alguien te cuida durante esa hora entre destinos. No es nada espectacular, pero a veces lo simple hecho bien es justo lo que necesitas.
El traslado suele durar alrededor de una hora, pero depende del tráfico y la hora del día.
Sí, el conductor te espera justo al lado del barco con un cartel con tu nombre.
El traslado privado es para entre 1 y 8 personas por vehículo.
Sí, se pueden solicitar asientos especiales para bebés.
Cada viajero puede llevar una maleta facturada y un equipaje de mano sin coste adicional.
Sí, los traslados funcionan los siete días de la semana.
Es mejor consultar con el operador antes si llevas equipaje sobredimensionado o extra.
El traslado debe reservarse con antelación y se confirma en un plazo de 24 horas.
Tu viaje incluye un servicio directo de bienvenida y asistencia en el puerto de Civitavecchia al llegar, traslado privado de ida para hasta ocho personas en un vehículo autorizado, permiso para equipaje facturado y de mano por persona sin cargos extras, y un conductor amable que te espera junto al barco con un cartel con tu nombre para llevarte directo al centro de Roma.
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