Recorre la costa italiana con un guía local que conoce cada rincón, pasea por las calles coloridas de Manarola, disfruta un almuerzo en Vernazza (prueba el pesto) y para a tomar un helado en Corniglia. Risas, brisas saladas y sorpresas que recordarás mucho después de volver a casa.
Lo primero que noté fue el sonido: gaviotas resonando sobre la minivan mientras bordeábamos las canteras de mármol de Carrara. Nuestro guía, Marco, señaló las vetas claras en las colinas y contó que Miguel Ángel venía aquí a buscar piedra. Traté de imaginarlo, pero la verdad es que me distrajo el viento salado que entraba por una ventana entreabierta. Olía a roca mojada y algo verde. El viaje desde Florencia dura más de lo que crees (unas dos horas), pero de alguna forma no se hizo pesado — quizá porque Marco nos contó historias de sus veranos de infancia en esta costa. Incluso paró para un espresso en un bar diminuto donde todos parecían conocerlo.
Al llegar a Manarola sentí que entraba en una postal ajena — aunque no era ni silencioso ni perfecto. Había señoras mayores discutiendo junto a los tendederos y niños persiguiéndose por callejones pintados. Paseamos sin rumbo fijo. Aquí el mar se oía más fuerte, y me paraba una y otra vez a ver cómo la luz del sol bailaba sobre el agua entre los barcos. Almorzamos en Vernazza (aún recuerdo el pesto, intenso y fresco, y cómo el camarero puso los ojos en blanco cuando pedí más pan). Tienes tiempo para sentarte o curiosear en las tienditas; nadie nos apuró.
Más tarde, en Corniglia, hubo un momento en que todo se ralentizó — yo apoyado en una pared calentada por el sol, comiendo un helado, mientras Marco charlaba con un amigo sobre las tormentas del invierno pasado. No todo es perfecto; los trenes pueden ir llenos o retrasarse (el nuestro sí), pero eso le dio un toque más auténtico. El día completo en Cinque Terre desde Florencia es así, una mezcla de belleza y pequeñas imperfecciones. De regreso, cansado y con algo de quemadura de sol, me di cuenta de que casi no había mirado el móvil en todo el día.
El tour dura aproximadamente 10 horas, incluyendo el tiempo de viaje.
Se visitan Manarola, Vernazza (con pausa para almorzar) y Corniglia.
Sí, incluye recogida y regreso al hotel dentro de Florencia.
Se usa barco o tren según la temporada y las condiciones climáticas.
Sí, hay asientos especiales para bebés disponibles bajo petición al reservar.
No, el almuerzo no está incluido, pero hay tiempo libre para comer en Vernazza.
Entre el 13 de octubre y el 31 de marzo, o en mal tiempo, los traslados en barco se sustituyen por tren.
Sí, en algunas paradas del tour hay opciones de transporte público cercanas.
Tu día incluye transporte privado en minivan o coche con aire acondicionado, recogida y regreso al hotel en Florencia, un guía local experto durante todo el recorrido y la libertad de quedarte más tiempo en cada pueblo o adaptar la ruta a tu ritmo.
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