Viaja en ferry desde Nápoles a Capri con un guía local que conoce cada rincón y historia. Recorre las calles tranquilas de Anacapri, descubre el famoso suelo de San Miguel, disfruta una auténtica ensalada caprese y contempla los Faraglioni desde los Jardines de Augusto. Tiempo para explorar o relajarte, con todo el transporte incluido para que solo te dediques a respirar la vida isleña por un día.
Casi pierdo el ferry en Nápoles porque me distraje con el aroma de los cornetti recién hechos en el puerto, pero nuestra guía, Giulia, solo sonrió y me hizo señas como si eso le pasara todos los días. El trayecto fue un poco movido y agarré fuerte mi café, pero ver cómo Capri emerge entre la bruma hace que olvides todo lo demás (hasta el estómago). Al bajar del barco, el aire se sentía distinto: salado y dulce a la vez, con un aroma a limón cálido por el sol que todavía no sé cómo describir.
La primera parada fue Anacapri. Giulia nos llevó por calles estrechas donde los viejos discutían en dialecto frente a los cafés. Señaló la iglesia de San Miguel — pensé que sería “otra iglesia más” hasta que vi el suelo de mayólica. Es un torbellino de colores bajo tus pies; intenté sacar una foto pero casi se me cae el móvil porque tenía las manos sudadas (ya hacía calor a las 10 de la mañana). Algunos subieron en telesilla al Monte Solaro para las vistas, yo preferí pasear y compré una granita de limón de una señora que llamaba “amore” a todo el mundo.
Almorzamos una ensalada caprese en un local pequeño que recomendó Giulia — mozzarella tan cremosa que casi se resbalaba del tenedor, tomates que sabían a sol. Nos contó que la ensalada nació en el hotel Quisisana de Capri para un poeta que no quería pan (seguro que lo recuerdo mal). Más tarde, en Capri, La Piazzetta estaba llena de gente tomando espresso y fingiendo no mirarse. Los Jardines de Augusto eran más tranquilos; desde allí ves la Via Krupp serpenteando hacia el mar y los Faraglioni, como si siempre hubieran estado ahí.
Me salté el paseo en barco opcional porque se nublaba y, la verdad, ya tenía las piernas cansadas (la isla es más empinada de lo que parece). De regreso para coger el ferry, Giulia nos enseñó a decir “grazie mille” bien — Li se rió cuando lo intenté. Aún recuerdo esa vista desde arriba de Anacapri, especialmente cuando Nápoles se siente demasiado ruidosa.
Sí, hay recogida disponible en puntos seleccionados si eliges esa opción al reservar.
Sí, los billetes de ferry ida y vuelta están incluidos en este tour en grupo pequeño.
Sí, la entrada a los Jardines de Augusto está incluida en el precio del tour.
No hay almuerzo incluido, pero tendrás tiempo libre para probar la comida local; los guías ofrecen recomendaciones.
Tendrás tiempo libre en Anacapri para subir en telesilla si quieres; el billete no está incluido.
Se espera caminar de forma moderada por terrenos irregulares; se recomienda llevar calzado cómodo.
Dependiendo del clima, puede ofrecerse un paseo en barco panorámico; es opcional y no está incluido en el precio base.
Sí, ambas localidades forman parte del itinerario con paseos guiados y tiempo libre en cada una.
Tu día incluye recogida en puntos seleccionados de Nápoles si eliges esa opción, billetes de ferry ida y vuelta a Capri, todo el transporte en minibus compartido por la isla para evitar cuestas y aglomeraciones, entrada a los Jardines de Augusto con vistas clásicas a los Faraglioni, y un guía profesional que te acompaña en todo momento hasta la vuelta por la tarde.
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