Recoge tu e-bike justo en el puerto de Porto Torres antes de subir al ferry a Asinara. Pedalea a tu ritmo entre burros salvajes y acantilados, parando donde te apetezca. Sin guía ni ruta fija, solo tú, la brisa sarda y kilómetros de caminos hasta la vuelta al atardecer.
Las manos ya un poco sudadas mientras ajustaba el casco — el chico del puerto de Porto Torres solo sonrió y me apretó la correa. Tenía un acento sardo que no lograba identificar, suave pero rápido. La e-bike esperaba justo al lado de la rampa del ferry, batería a tope, y la verdad, me alivió no tener que cargar con nada por el pueblo. El aire aquí huele a salitre, se te queda en la piel incluso antes de subir al barco. El trayecto en ferry fue tranquilo; unos locales charlaban sobre pesca cerca de Cala d’Oliva, y un niño señaló un burro blanco pastando junto a la orilla cuando atracamos. Había leído sobre esos burros, pero ver uno tan cerca — con ese pelaje casi blanco azulado bajo el sol — me pareció una suerte extraña.
Sin guía que nos apurara, solo caminos abiertos y esa sensación rara de estar perdido pero libre al mismo tiempo. El camino desde el muelle tiene tramos irregulares (cuidado con la grava suelta), pero con la asistencia eléctrica casi no cuesta nada — el viento en la cara, las cigarras cantando en la maleza. En un momento paré a beber y no escuché nada más que las olas lejanas y mi propia respiración. Los colores son difíciles de describir: calas verde cristal junto a colinas doradas y secas, con estallidos de cardos morados. Me crucé con una pareja de Milán que discutía sobre qué camino llevaba a Fornelli — se rieron cuando saqué el GPS del móvil como si fuera hacer trampa. Supongo que aquí cada uno se hace su propio mapa.
No esperaba disfrutar tanto de marcar mi propio ritmo en Asinara con la e-bike de alquiler — sin horarios, solo el atardecer para volver a Porto Torres. Mis piernas casi ni notaron las cuestas gracias al motor (no soy precisamente Tour de Francia). Hay algo especial en comer un sándwich aplastado sobre un muro de piedra con solo ovejas como compañía que se siente… auténtico. Si buscas silencio roto solo por el viento o el rebuzno lejano de un burro, este es tu plan. Sigo pensando en esa luz sobre el agua mientras volvíamos en ferry.
La e-bike se entrega directamente en el punto de embarque junto al puerto de ferry de Porto Torres.
No, no hay guía; exploras la isla de Asinara por tu cuenta con la e-bike de alquiler.
La batería suele durar entre 60 y 120 km, según peso, viento, terreno y desnivel.
Sí, hay tallas S (150-168 cm), M (168-178 cm) y L (178-190 cm); contacta tras reservar para elegir tu talla.
Tu e-bike te la entregan justo en el puerto de Porto Torres, junto al punto de salida del ferry, sin necesidad de traslados extra.
No incluye comidas; lleva tu propia comida o planea paradas para comer en Asinara.
Puedes reservar para ti o con amigos y familia; hay varias bicicletas en diferentes tallas disponibles.
Lleva agua, snacks o comida, protección solar y ropa cómoda para pedalear todo el día al aire libre.
Tu día incluye alquiler de e-bike con casco y equipo entregados en la mañana justo en el embarque del ferry en Porto Torres — así solo bajas del barco y empiezas a pedalear— y termina con un regreso sencillo por la tarde tras explorar Asinara a tu manera.
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