Si quieres descubrir la Ciudad Vieja de Jerusalén de cerca—desde sitios sagrados hasta rincones ocultos—esta excursión privada desde Haifa te ofrece una experiencia auténtica con un experto local que te guía en cada paso.
El viaje desde Haifa comienza temprano—suele haber una brisa salada que viene del puerto y, si tienes suerte, podrás ver los Jardines Bahá’í brillando con la luz de la mañana. Nuestro guía, que lleva más de una década haciendo esto, señaló detalles que nunca había notado: cómo los locales toman café en Aroma antes de ir a trabajar, o cómo el centro de la ciudad despierta despacio. Hicimos una parada rápida para tomar fotos con vistas al Palacio Bahá’í y contemplamos cómo los barrios antiguos y modernos de Haifa se desplegaban a nuestros pies.
Jerusalén te impacta de otra manera. La primera vista es desde un balcón sobre la Ciudad Vieja—cúpulas doradas y piedra antigua por doquier. Se escuchan campanas de iglesias y a veces hasta un lejano llamado a la oración. Nuestro guía nos explicó lo que veíamos: la Cúpula de la Roca brillando al sol, callejones estrechos que serpentean a través de siglos de historia. Hay movimiento, pero sin agobiar; siempre hay alguien vendiendo jugo de granada o pan recién hecho cerca.
Recorrimos pavimentos antiguos y lisos por el Barrio Judío, pasando niños que iban a la escuela entre turistas y familias ortodoxas que regresaban a casa con las compras. Aquí la arqueología se mezcla con la vida diaria—nuestro guía nos mostró un muro antiguo justo detrás de una panadería que la mayoría pasa por alto. El Muro de las Lamentaciones estaba más tranquilo de lo que esperaba; la gente permanecía en silencio o dejaba notas en las grietas, algunos apoyaban la cabeza contra las piedras buscando un momento de paz.
La Vía Dolorosa no es solo una calle—está viva con puestos de mercado y voces que llaman en hebreo y árabe. Seguimos a nuestro guía pasando tiendas de especias y pequeñas galerías de arte, recorriendo cada estación donde Cristo cargó su cruz. En un momento, el incienso salió de una puerta abierta de una iglesia; se mezclaba con el aroma de falafel friéndose cerca. En la Iglesia del Santo Sepulcro vimos a peregrinos arrodillados junto a lo que se cree es la tumba de Jesús—velas parpadeaban por todas partes.
Antes de regresar a Haifa, paramos en la habitación donde se dice que tuvo lugar la Última Cena—un espacio tranquilo sobre el nivel de la calle que parece casi escondido del ruido exterior. Volver caminando por esas calles serpenteantes al atardecer fue como atravesar capas de historia. Para entonces mis pies estaban cansados (lleva buen calzado), pero valió cada paso.
La experiencia completa dura unas 10–11 horas, incluyendo alrededor de 6 horas de viaje entre Haifa y Jerusalén.
La caminata es de aproximadamente dos kilómetros a un ritmo tranquilo. Los cochecitos son aptos para niños pequeños; solo ten en cuenta que hay algunos pavimentos irregulares en partes de la Ciudad Vieja.
Sí, los animales de servicio son bienvenidos en esta excursión.
Lo mejor es calzado cómodo para caminar—las piedras antiguas pueden ser resbaladizas. Se recomienda ropa modesta para los sitios sagrados.
Esta excursión privada de un día incluye agua embotellada y transporte en vehículo con aire acondicionado para mayor comodidad en días calurosos. Tu guía autorizado lidera todas las caminatas y comparte historias en cada parada.
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