Camina por la ventosa playa Berthas junto a curiosos pingüinos, disfruta un café mientras las aves marinas cantan cerca y explora los puntos clave de Stanley con un guía local que conoce cada historia. Con traslado incluido y tiempo para snacks, es una experiencia auténtica de la vida en las Malvinas que recordarás mucho tiempo.
El día no empezó exactamente como esperaba — olvidé mis guantes en la prisa por salir, y el viento en Stanley no perdona si no estás preparado. Nuestro guía, Tomás, sonrió y me ofreció un par extra que llevaba en su mochila. “Pasa todo el tiempo”, dijo, y eso me hizo sentir menos novato. El camino fuera de Stanley fue más silencioso de lo que imaginaba; solo el murmullo de la van y ese paisaje abierto sin fin, con nubes bajas cubriéndolo todo.
La playa Berthas no es llamativa — es una larga franja de arena blanca que parece demasiado grande para nosotros, los pocos que estábamos ahí. Lo primero que noté fue el olor: aire salado mezclado con algo terroso, ¿algas quizá? Y de repente ahí estaban — pingüinos de Magallanes caminando como si fueran los dueños del lugar (que supongo que lo son). Uno se acercó tanto que pude oír sus patitas golpeando la arena mojada. Tomás nos contó sobre sus madrigueras y cómo vuelven cada año; señaló algunos polluelos asomando la cabeza. Quise sacar una foto pero terminé solo disfrutando el momento. A veces olvidas el móvil cuando lo que tienes enfrente es realmente bueno.
Tomamos café justo ahí en la playa — instantáneo en vasos de papel, nada sofisticado pero perfecto con esa brisa fría y los pájaros alrededor. Alguien le preguntó a Tomás cómo es la vida aquí en invierno y él se encogió de hombros, diciendo que uno se acostumbra a “la lluvia de lado”. Nos enseñó a reconocer gaviotas delfines (pico rojo, fácil de recordar) y contó una anécdota de una oveja que se quedó atrapada en la playa una vez — todos se rieron, menos la oveja, claro.
De regreso en Stanley hicimos un recorrido lento pasando por el arco de huesos de ballena y la casa de gobierno. La catedral parecía casi fuera de lugar bajo ese cielo tan amplio. Hubo un momento en que todo se sintió muy quieto — sin tráfico, solo banderas moviéndose con el viento y alguien paseando a su perro cerca del memorial. Es curioso lo silencioso que puede ser aquí, incluso con tanta historia a la vista. Aún recuerdo ese silencio a veces.
Durante este tour puedes ver a los pingüinos muy de cerca en su hábitat natural en la playa Berthas.
Sí, el traslado está incluido como parte de la excursión de día completo.
El tour incluye snacks y café o té para los participantes.
Sí, pueden participar bebés y niños pequeños; se permiten cochecitos o carriolas.
El tour recorre sitios clave como el arco de huesos de ballena, la catedral, el memorial de la liberación, el naufragio del Lady Elizabeth y la casa de gobierno.
Los animales de servicio están permitidos durante esta experiencia.
Tu día incluye traslado desde Stanley, visitas guiadas a la playa Berthas para ver pingüinos y a los puntos emblemáticos del pueblo, además de snacks y café o té caliente antes de regresar al punto de partida.
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