Flota en la fisura surrealista de Silfra en Þingvellir, nadando entre continentes en un agua tan clara que parece irreal. Con guía local, equipo incluido y recogida en Reikiavik, terminarás calentándote con chocolate y galletas — y unas risas por tus movimientos con el traje seco.
Lo primero que recuerdo es el color — no es azul exactamente, sino algo más intenso, casi eléctrico. Acabábamos de llegar a Silfra tras el viaje desde Reikiavik (la guía, Sigrún, nos contó historias de trolls y geología todo el camino — dice que la semana pasada vio auroras boreales). El aire olía un poco a metal, como a roca mojada y musgo. Ponerse el traje seco fue toda una aventura; no creo haber estado nunca menos elegante. Sigrún me ayudó a ponerlo y revisó mi máscara dos veces (“Me lo agradecerás después,” dijo). Mis manos ya estaban entumecidas por el frío, pero, ¿sabes qué? Estaba más emocionado que nervioso.
Bajar hasta la fisura fue como estar en otro mundo — hay un silencio en Þingvellir que no encuentras en ningún otro sitio. Éramos un grupo pequeño, unos seis. Alguien intentó pronunciar “Þingvellir” bien y todos nos reímos (yo todavía no lo logro). Cuando finalmente nos metimos en el agua, era tan transparente que podía ver cada ondulación en las rocas de lava debajo. Es difícil de explicar — flotar entre dos placas tectónicas se siente enorme y a la vez extrañamente tranquilo. El frío casi desaparece cuando te mueves, o tal vez simplemente lo olvidas porque estás demasiado concentrado en esos colores bajo la superficie. En un momento dejé de nadar solo para escuchar; todo lo que oía era mi respiración resonando en la máscara.
No esperaba sentirme tan vivo después. Quizá fue el choque del frío o simplemente estar en un lugar tan antiguo y extraño. De vuelta en la furgoneta, Sigrún repartió chocolate caliente y galletas (esas con trocitos de chocolate que se derriten rápido — perfectas después de congelarte la cara). Todos compartimos lo que vimos en Silfra Hall o la Catedral. Hay algo en compartir un día así con desconocidos que se queda contigo más tiempo del que crees… aunque el neopreno te huela en el pelo horas después.
La experiencia completa dura unas 4-5 horas, incluyendo recogida en Reikiavik, preparación, snorkel (30-45 minutos) y regreso.
Sí, el tour incluye recogida y regreso a hoteles en Reikiavik.
No se necesita certificación; solo saber nadar y sentirse cómodo en el agua.
Usa ropa térmica de manga larga y calcetines gruesos de lana para mantener el calor bajo el traje.
Los participantes deben tener al menos 12 años; mayores de 60 necesitan un certificado médico.
Sí, al terminar te sirven chocolate caliente y galletas.
Los grupos son pequeños, normalmente hasta 6 personas por guía.
Un instructor certificado PADI te acompaña durante toda la experiencia.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Reikiavik, entrada a Silfra, todo el equipo de snorkel con traje térmico y seco (con ayuda para ponértelo), guía certificado durante la inmersión entre placas tectónicas, uso de furgoneta calefactada para cambiarte antes y después, y chocolate caliente con galletas para entrar en calor al final.
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