Sube a un helicóptero en Reykjavik con un piloto local para sobrevolar los cristales de Harpa, campos de lava salvaje y zonas geotérmicas cerca de Hveragerdi. Siente cómo la ciudad desaparece mientras flotas sobre volcanes y manantiales calientes, a veces en un silencio casi mágico solo roto por las historias de tu guía, antes de aterrizar con todos los sentidos despiertos.
La mañana casi se nos escapa — había olvidado lo impredecible que puede ser el viento islandés, incluso en verano. Mi bufanda no paraba de volar sobre mi cara mientras caminábamos hacia la base de Nordurflug Helicopter Tours cerca de Reykjavik, y la verdad, estaba un poco nervioso. Nuestro piloto, Jon (con ese humor seco y tranquilo), solo sonrió y dijo: “No te preocupes, siempre es así.” Eso me tranquilizó. El helicóptero parecía más pequeño de lo que imaginaba — se olía el aceite del motor y un leve toque metálico dentro, que de alguna forma lo hacía sentir más real.
Despegamos con tanta suavidad que casi ni sentí el estómago. De repente, Reykjavik empezó a hacerse pequeña bajo nosotros — los ángulos de cristal de Harpa reflejaban la luz como escamas de pez. Jon señaló dónde el puerto viejo se encuentra con los edificios nuevos; intenté sacar una foto pero terminé simplemente mirando. La ciudad se desvaneció rápido y entonces todo era tierra salvaje: campos de lava negra salpicados de musgo, vapor saliendo de la nada. Volamos hacia el volcán Hengill y la zona geotérmica de Hveragerdi — se veían columnas de vapor saliendo de la tierra, blancas contra la roca oscura. Jon explicó cómo estas fuentes termales alimentan casi la mitad del país (probablemente debería haber prestado más atención, pero mi mente estaba ocupada absorbiendo todo).
No esperaba lo silencioso que se siente allá arriba — salvo por el zumbido de las hélices y la voz de Jon en el auricular. A veces señalaba un trozo de tierra o un color raro en el suelo y simplemente decía “Eso es nuevo.” Me hizo pensar en lo viva que está Islandia justo bajo nuestros pies. En un momento nos quedamos suspendidos sobre un campo donde salían vapores como pequeños géiseres; casi se podía oler el azufre en el aire, o tal vez solo lo imaginé.
Los 50 minutos de vuelo se sintieron a la vez rápidos y eternos — el tiempo se vuelve extraño cuando flotas sobre algo tan puro. Al aterrizar, mi pelo estaba hecho un desastre por quitarme el auricular rápido (Jon se rió). Pero sigo pensando en esos momentos de silencio sobre el volcán Hengill, suspendidos entre nubes y tierra hirviente.
El vuelo en helicóptero dura aproximadamente 50 minutos.
Verás la sala de conciertos Harpa, el volcán Hengill, la zona geotérmica de Hveragerdi, campos de lava, manantiales, géiseres y partes de la ciudad de Reykjavik desde el aire.
Sí, el transporte es accesible para personas en silla de ruedas.
Sí, los bebés pueden participar pero deben ir en el regazo de un adulto; hay asientos especiales para ellos.
El tour comienza y termina en la base de Nordurflug Helicopter Tours cerca de Reykjavik.
No se menciona recogida en hotel; debes presentarte en la base de helicópteros en Reykjavik.
Un piloto profesional dirige el vuelo y comparte información durante el recorrido.
Vístete abrigado porque el clima en Islandia puede cambiar rápido; no olvides tu cámara para fotos.
Tu experiencia incluye un vuelo en helicóptero de 50 minutos con un piloto profesional que te guiará sobre los puntos más emblemáticos de Reykjavik y maravillas geotérmicas como el volcán Hengill y Hveragerdi; con acceso para silla de ruedas para que todos puedan disfrutar cómodamente antes de regresar juntos a la base.
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