Únete a un grupo pequeño que sale de Reykjavik para cazar las auroras boreales con un guía local experto que sabe dónde encontrarlas cada noche. Fotos profesionales de la aurora (mucho mejor que con el móvil), pausas con chocolate caliente en minibús calefactado, historias de leyendas islandesas y hasta momentos divertidos con cascos vikingos bajo el cielo verde.
Lo primero que noté al subir al minibús en Reykjavik fue el calorcito que había dentro — la verdad, temía más el frío de lo que quería admitir. Nuestro guía, Jón, nos recibió con una sonrisa enorme y nos dio galletas de jengibre antes de dejar atrás las luces de la ciudad. Dijo que era la receta de su abuela, aunque nos guiñó un ojo como si no estuviera del todo seguro. El grupo era pequeño, justo para que nadie se sintiera perdido; éramos unos pocos abrigados y medio dormidos, bromeando sobre cómo todos habíamos intentado (y fallado) sacar fotos de las auroras por nuestra cuenta. Alguien preguntó si de verdad tendríamos fotos profesionales — Jón solo asintió y tocó su cámara como si fuera un arma secreta.
Condujimos durante lo que pareció una eternidad — el tiempo se vuelve raro en la oscuridad fuera de Reykjavik — parando de vez en cuando mientras Jón miraba su móvil para chequear el pronóstico de auroras. Nos explicó por qué no se puede ir siempre al mismo sitio; es una búsqueda constante, siguiendo cielos despejados y vientos solares. En una parada empezó a contarnos mitos islandeses sobre las auroras (algo de zorros barriendo chispas hacia el cielo), y por un momento se me olvidaron los dedos congelados. El aire olía fresco y limpio, casi metálico. No paraba de mirar hacia arriba en cada destello tenue — impaciente, tal vez — pero nadie parecía molesto por la espera. Había una camaradería extraña al estar juntos en la oscuridad.
Cuando por fin apareció la aurora (casi me la pierdo porque estaba peleando con mi termo), Jón nos puso en posición y empezó a tomar esas fotos profesionales que prometió. Es increíble lo mucho mejor que se veían en su pantalla comparado con las mías; cintas verdes que realmente brillaban, no manchas borrosas. Incluso nos turnamos para posar con cascos vikingos que trajo — alguien intentó decir “skál” bien y nos hizo reír tanto que casi olvidamos mirar al cielo. Todo parecía un poco loco pero perfecto a la vez. Sigo recordando ese cielo cuando estoy en casa mirando las luces de la calle.
El tour usa minibuses para grupos pequeños y mantener la experiencia íntima, sin multitudes grandes.
Tienes reintentos gratis ilimitados hasta que logres verlas en otra noche.
Sí, tu guía es fotógrafo profesional y toma fotos de alta calidad de las auroras y del grupo durante el tour.
Sí, te recogen en puntos céntricos de Reykjavik para mayor comodidad.
Te darán chocolate caliente y galletas de jengibre para entrar en calor durante las paradas.
La experiencia es apta para todos los niveles físicos, no requiere esfuerzo intenso.
Tu guía comparte historias sobre la ciencia y la mitología detrás de las auroras boreales en Islandia.
Puedes posar con accesorios vikingos como cascos o armas para fotos divertidas bajo la aurora.
Tu noche incluye recogida en Reykjavik en minibús calefactado, guía local experto que busca cielos despejados cada noche, fotos profesionales de la aurora (con accesorios vikingos si quieres), además de chocolate caliente y galletas de jengibre para entrar en calor, y reintentos gratis ilimitados si no ves las luces en tu primera salida.
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