Surca la bahía de Faxaflói en un RIB pequeño con un biólogo marino local—observa frailecillos en islas rocosas y busca ballenas a nivel del mar. Siente el viento y la sal mientras pasas por Sun Voyager y Harpa al volver. Una experiencia íntima, pura, que recordarás por mucho tiempo.
Ya estaba metido en el traje impermeable cuando nuestra guía, Sigrún, sonrió y me pasó unos guantes—“créeme, los vas a necesitar.” El puerto de Reykjavik estaba tranquilo, solo se oía el golpe de las cuerdas contra los mástiles y ese frío salado que se cuela por las mangas. Bajamos al pequeño RIB amarillo, éramos doce más Sigrún y el capitán. Olía a diésel mezclado con algas—una mezcla rara pero reconfortante. Alguien bromeó diciendo que parecíamos Minions con los trajes; todos rieron, hasta el capitán.
El barco arrancó rápido—más de lo que esperaba—y de repente estábamos saltando sobre la bahía de Faxaflói, el viento me aplastaba las mejillas. Sigrún señaló la isla Akurey, donde anidan los frailecillos (dijo su nombre en islandés tan rápido que ni intenté repetirlo). Nos acercamos lo suficiente para oír el batir de sus alas, cientos peleándose en las rocas. Olía a pescado y frío, si eso tiene sentido. Saqué una foto, pero sobre todo me quedé mirando; no se llega tan cerca en los barcos grandes.
Luego nos alejamos buscando ballenas. Es curioso—pensé que el mar sería silencioso, pero siempre hay ruido: gaviotas chillando, el agua golpeando el casco, susurros cuando alguien ve una aleta. Cuando una ballena minke salió a unos veinte metros, todos guardaron silencio excepto un tipo que murmuró un “wow.” Ese momento se me quedó grabado—el rocío suspendido en el aire un instante antes de desaparecer.
De regreso a Reykjavik bordeamos la costa pasando por Sun Voyager—casi plateado con la luz tenue—y luego Harpa, con sus cristales reflejando el poco sol que había. La ciudad se sentía distinta desde ahí afuera, más pequeña. Ya tenía la cara entumecida, pero no me importaba. Si piensas en hacer un tour de ballenas desde Reykjavik, en serio, así lo haría yo otra vez.
El tour dura aproximadamente dos horas de principio a fin.
Sí, en temporada de frailecillos (de mayo a agosto) visitas colonias cerca de Reykjavik.
Sí, el tour lo dirige un biólogo marino profesional junto con un capitán experimentado.
Es recomendable llevar ropa abrigada—suéter de lana o polar, gorro, guantes y calzado resistente.
Los RIB pequeños llevan hasta 12 pasajeros por salida.
No, el tour sale desde el Puerto Viejo de Reykjavik.
Si no hay avistamientos, te darán un ticket para un tour alternativo.
Los niños deben tener más de 10 años y medir al menos 145 cm para participar.
Tu día incluye todo el equipo de seguridad necesario como trajes térmicos y guantes, además de la guía de un biólogo marino profesional durante esta aventura en grupo pequeño por RIB desde el Puerto Viejo de Reykjavik—con paradas en islas de frailecillos (en temporada) y avistamiento cercano de ballenas antes de regresar bordeando la costa pasando por Sun Voyager y Harpa.
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