Camina tras las cascadas de Seljalandsfoss, atraviesa el hielo azul del glaciar Sólheimajökull con todo el equipo incluido y recorre la salvaje playa de arena negra de Reynisfjara mientras las olas del Atlántico rompen cerca. Un guía local comparte historias y mantiene el ambiente ligero — prepárate para risas, salpicaduras y momentos que recordarás mucho después de dejar la costa sur de Islandia.
Lo primero que escuché al parar cerca de Seljalandsfoss fue un rugido bajo y constante, no muy fuerte, pero como si llevara siglos resonando. Nuestro guía, Jónas (que parecía saber todos los datos raros sobre los trolls islandeses), nos entregó impermeables con una sonrisa que decía “los vais a necesitar”. Caminar detrás de la cascada fue como estar en otro mundo: niebla fría por todos lados, mis botas resbalaban un poco en las piedras mojadas. Mi cámara se empapó, pero no me importó. Hay algo mágico en ver el mundo a través de un velo de agua.
Luego seguimos por la costa sur, con las ventanas empañadas por la humedad de nuestros abrigos. La siguiente parada fue Skógafoss, mucho más grande y salvaje de lo que imaginaba. Jónas nos contó la leyenda de un tesoro vikingo escondido detrás de ella (yo no vi oro, solo un arcoíris en la bruma). Todos nos quedamos en silencio un momento, hipnotizados por la caída del agua. Después alguien intentó pronunciar “Sólheimajökull” y nos echamos a reír — hasta Jónas se equivocó alguna vez.
La caminata por el glaciar fue lo que más me puso nervioso. Nos dieron crampones y arneses, y yo no paraba de revisar la correa del casco como un novato. El hielo no era liso, sino áspero bajo los pies, azul en algunos puntos, casi vivo con grietas y pequeños riachuelos que corrían por él. Nuestro guía nos enseñó a usar el piolet (yo fui un desastre) y nos explicó cómo el glaciar se está derritiendo cada año. Eso fue lo que más me marcó: estar sobre algo tan antiguo que está desapareciendo justo delante de ti.
La última parada antes de volver a Reikiavik fue la playa de Reynisfjara. La arena negra parecía casi irreal frente a la espuma blanca de las olas. Vimos frailecillos volando entre las columnas de basalto — se mueven tan rápido que apenas los ves hasta que ya se han ido. El viento casi me arranca el gorro un par de veces y todavía recuerdo ese olor a sal mezclado con tierra volcánica. No esperaba sentirme tan pequeño en un lugar tan abierto, ¿sabes?
La caminata en el glaciar Sólheimajökull es corta y forma parte de un tour de día completo desde Reikiavik; el tiempo exacto varía pero es apto para la mayoría de niveles físicos.
Sí, incluyen todo el equipo necesario como arneses, crampones, cascos y piolets para la caminata por el glaciar.
Normalmente se puede caminar detrás de Seljalandsfoss casi todo el año, excepto en invierno cuando el hielo puede hacerlo peligroso.
El tour hace paradas donde hay baños disponibles; se recomienda llevar snacks ya que no se especifica comida incluida.
La edad mínima es 10 años; los niños deben estar cómodos caminando al aire libre varias horas.
El glaciar Sólheimajökull está a unos 158 km (98 millas) por carretera desde Reikiavik.
En verano a veces se ven frailecillos en Reynisfjara, pero no está garantizado.
No se menciona recogida en hotel; revisa los detalles de tu reserva para el punto de encuentro.
Tu día incluye transporte en vehículo con aire acondicionado y WiFi, además de todo el equipo para la caminata en el glaciar Sólheimajökull — crampones, arneses, cascos — para que no tengas que llevar nada especial salvo tus ganas de aventura (y quizás un par de calcetines secos).
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